lunes, 23 de noviembre de 2015

BREVE INVITACIÓN A MEDITAR DE VERAS *

  Creer saber que la vida de uno, y la de los demás, está circunscrita al cuerpo, no es saber de verdad; pues, apoyarse en la propia debilidad revistiéndola de aparatosa fortaleza no trae más que fracaso, miedo y conflicto. 

  Justificar el íntimo y propio malestar simplemente lo acrecienta, puesto que regodearse en el dolor acaba por convertirlo no sólo en un arma contra uno mismo, sino en una maquiavélica estratagema empleada contra todo, y a despecho de todos.

   El afirmarse en lo divisor con engreída posición de superioridad, sea moral, intelectual, económica o cualesquiera, por la egocéntrica y vanidosa sensación aparejada: es necio, jamás consecuente ni prudente; ponzoñosa fuente de todo mal, estúpida escucha que no oye más que su propio deseo e interés, cretina ceguera que pregona -sin pudor- ver y palabra cerril que conduce a la devastación y la muerte. 

    Resguardarse bajo las techumbres que el tiempo construye es encontrarse, en ultima instancia, a la intemperie.    

   Preguntar proyectando de antemano debatir la respuesta dada, sea cual sea ésta, es un acto terco, vil y deshonesto, para provocar disensión en el nombre de la concordia o el aprendizaje; ya que buscar pelea usando palabras aparentemente amorosas es un malintencionado esconderse el lobo bajo la piel de cordero, acechando el momento oportuno para asestar su cruel dentellada... y ese es siempre el avieso comportamiento del ego que, en su afán de ganancia, siempre acaba sufriendo la desesperante sensación de insuficiencia. 

   Hay que reflexionar, con humildad y entereza, para reconocer, sin medias tintas, que sacar ventaja del infortunio ajeno es dureza de corazón y cerrazón mental, al no ver más allá del propio querer utilitarista que disimula, las más de las veces, buscando su egoísta oprtunidad a costa del otro.

  Confundir repetidamente las decisiones erróneas con las acertadas inmoviliza en el error. Más, la sincera reflexión, la contemplación y la meditación, van ampliando miras más allá de lo particular, en un comprender que el despegarse del yoismo va desvaneciendo, despacio pero sin pausa (sobre todo al comienzo), el error; y, que perdonar y perdonarse (acción ésta de inseparable unidad) lo subsana y clausura finalmente.

   La vida es del espíritu, no de lo transitorio y frágil. Dios es Amor. Sólo el Amor, es... en lo esencial nosotros, y nuestro prójimo, también lo somos; meditemos sin demora, con perseverante honestidad, recordemos lo esencial y... compartámoslo.

KHAAM-EL




Medita... 
Despierta...
Y vive feliz y en paz,
en sincera hermandad con el prójimo





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