domingo, 15 de noviembre de 2015

LO QUE NO ES PAZ MENTAL, ESTORBA +

   La locuacidad y versatilidad del pensamiento mundano distrae de lo enjundioso de la consciencia, opinando y blablabeando de todo y de nada con adornada superficialidad para intentar instalar en el semejante la espuria sensación de que la fragilidad de lo variopinto es vigor creativo, cuando no es más que fabricación engreída y confusa, opinión o mera creencia. Lo recargado de contradictorios sofismas, de pareceres, de argumentaciones huecas, posibilismos e ilusiones, de decepciones y engaños, de buenismos que esconden profundos recelos bajo un rostro dulce presto a airarse si lo contrarían, de razonamientos instintivos o impulsos comedidos, de lógicas de ilógico desenlace por no cuestionar sus postulados, no facilita el vivir ni solventa ninguna aparente problemática; muy al contrario, lo complica con múltiples microcampos de batalla que dispersan y distraen la acción plena de la consciencia pura del presente.

   No combatamos la dispersión yendo contra ella o nosotros mismos nos fragmentamos con/por ella. No sucumbamos tampoco a la multiplicidad de sus argucias o nos disiparemos en una molicie e indolencia que acarreará penurias y desastres al poco. Con disciplinada constancia meditativa ahondemos y mantengámonos firmes en la indivisa consciencia, pues mediante la presenciación de la consciencia misma -siendo conscientes de ser conscientes- la Verdad resplandece. Perseveremos siendo paciente atención unificadora ante el feroz embate de la diversificación apresurada. Diluirse como concreción perceptiva apertura la visión de lo esencial, rebosa de vida ilimitada, de dicha y sosiego insondables, de sutileza y discernimiento sin parangón; enciende todos los aspectos oscuros y disipa, en un instante, la recurrente ceguera de tomar al tiempo y sus formas como el mundo real. Lo que no es paz mental, es un estorbo y nada bueno conlleva. No titubeemos dándole crédito a deseos y miedos, no nos arredremos, echemos de nuestra mente todo aquello que no sea paz mental como si de áspides se tratase, pues no hay veneno más mortífero que el autoinoculado por una indolente contemporización con el temor o la codicia pensados -en un momento dado- como si pudieran llegar a ser útiles. Compartir una habitación con un asesino no es prudente, ni mucho menos sabio. ¡Despertemos del agitado soñar egoico! No escuchemos el discurso seductor de la serpiente (el ego), pues separar entre buenos y malos, exaltando a unos y denigrando a otros, no es ciencia divina, es un nefasto fraude de ley del artero y divisor ego; comer del fruto que ofrece, desde una pequeñez presupuesta, impele a querer llegar a ser como un dios, y siempre duele e indigesta su voraz ansia. Despreciemos todo deseo de destacar o de ser especiales y ahondemos en la segura bienaventuranza de permanecer en la indefensión de lo sin opuesto, porque vacíos de la idea de lo personal, de sus cantidades y sus comparaciones, de sus deseos y temores, de sus afrentas y recules, uno se sabe lleno de Dios que, en Su Perfecto Amor, no crea nada separado de Sí. La vida no es de la carne sino del espíritu. No nos escindamos más entre materia y espíritu -ya que éso realmente no es posible- porque aquélla no es sino el sueño de éste. Salgamos del letargo divisor y retornemos al magnificente recuerdo de la Verdad abandonando el mundano olvido revestido de memorias locuaces y versátiles que quieren nebular, con sus engreídas contradicciones de superficial apariencia, lo luminoso y sencillo... la santidad esencial, la felicidad plena, la paz inconmensurable, la Vida eterna del Espíritu, la Pura Consciencia Consciente... Ser... Cielo... Nirvana... Infinitud... Unicidad Divina.

KHAAM-EL



La sencillez del ahora libre de juicios y conceptos nos abre el camino de la paz... 
el camino a la eternidad... 
el camino al Amor... 
el camino a la Divina Unicidad.





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