viernes, 27 de noviembre de 2015

EL FIN DE LAS EXPECTATIVAS A LA LUZ DE 'UN CURSO DE MILAGROS' - VÍDEO

   A continuación de estas líneas adjunto el vídeo de una charla, del mes de agosto, en la que ahondo en las ideas de 'Un Curso de Milagros' que nos facilitan desapegarnos completamente de nuestras expectativas, esas elucubraciones que parecen llevarnos a algo tomado por bueno pero que, a ciencia cierta, no podemos realmente saber si lo es. Las expectativas se cuentan una historia en desarrollo; todas ellas, no son más que fabricaciones de un yo carente de significado, pero que quiere y aparenta tenerlo todo (el ego), localizándote en situaciones particulares que siempre acaban por dejarte un sabor amargo y una sensación de frustración, dolor y angustia, por su no saber realmente lo que hace. Por eso, todas las situaciones incómodas en tu vida vienen a ti para que sean perdonadas mediante un sueño de no apego, que te saca dulcemente del sueño de separación al no oponerse a la verdad, dándole crédito única y por encima de todo a experimentar perfecta paz y dicha, sin planificaciones ni expectativas, con alegría íntima, y constante, para darle a lo que aparezca la certeza de la completitud del espíritu; dejando que todo sea lo que es, en un permitir de todo corazón: 'siento el Amor de Dios dentro de mí ahora'

   El fin de las expectativas es el camino de retorno al Cielo; sin ellas, eres libre de aceptar que Dios te encuentre, al no interferir dando vueltas, y más vueltas, entorno a tu desconfianza particularista. 

   Quédate presente en el presente y, desde ahí, deja que lo Divino se exprese a través de ti para ser uno en/con Ello. No te creas tu personaje, ni su absurdidad temporaria, y ríndete a lo eterno. Ten una mentalidad abierta manteniendo fe, paciencia y alegría inquebrantables, suceda lo que suceda, en tu vida... el Amor, sin tardanza, te encuentra en la deslocalización de la idea de ti, en la confianza de la no expectativa, en la certeza indubitable de ser lo esencial ahora mediante el abandono de lo personal y gracias a la experiencia viva dadora de paz, de esa extensiva y bienaventurada paz, que El Amor de Dios nos concede.



Abandonar nuestras expectativas futuras -surgidas de nuestra interpretación del pasado-, nos libera en el presente.

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