miércoles, 4 de noviembre de 2015

LA VIDA ES UNA. DEJÉMONOS DE CUENTOS.


   No caigas en la tibieza. Lo mediocre siempre acata o ataca a aquello que piensa le limita en su creencia, vana, de que eso que parece limitarlo tiene ciertamente poder para perturbarlo. No pongas el poder afuera. Asiéntate en el sosiego de tu alma. Reposa tu fatiga en Dios y sigue Su Palabra. Abandona toda acción que provenga de la agitación mental y del recelo; nada hay más mediocre que escuchar los dictados del miedo, porque seguir a aquello que desconfía no es precisamente una labor brillante por muy buena intención que se albergue. 

   Atiende. Cuando uno se turba o se angustia al escuchar a sus semejantes es porque tiende a escucharse únicamente a sí mismo, a regodearse en sus sentires particulares, a imaginarse 'respecto a' en lugar de vivir en comunión, a aislarse de lo que en verdad nos une allende periféricas transitoriedades para adherirse a lo que parece separarnos, a contarse un cuento, su propio y particular cuento de salvación personal. No te distraigas. Escucha atentamente a todo aquel que contigo quiera comunicarse, sin juzgarlo con los erráticos conceptos de tu memoria. Escúchalo con todo el corazón, con todo el alma. Comparte con él la 'seridad', la pureza de ser, en el sagrado instante presente (sin pasado, sin futuro, aquí y ahora plenos) y conocerás rincones escondidos de tu alma que serán sanados a la Luz de la Consciencia que nada juzga y que en sustancia todo Ama... la Vida Una.

   Descansa confiado en el presente y recuerda: la vida, la verdadera Vida, es una, no muchas. La Vida brilla esplendente siempre, no aparece para titilar débilmente y después apagarse. La Vida no es una frenética danza de diminutas luciérnagas batiéndose en medio de la oscuridad nocturna. La Vida no es una mediocre línea temporal (un fragmento en medio de dos vacíos). La Vida, la auténtica, no conoce sufrimientos ni limitaciones, ni éxitos sudando camisetas, ni grandiosidades que restregarle al que parece venir detrás, ni pataletas infantiloides reclamando atención, no tiene ogros ni perdices, ni horripilantes brujas engañando a inocentonas beldades, no sabe de calabazas que se convierten en carrozas, ni de ratones con librea, ni de saltarines ranapríncipes anhelando un salvador y romántico beso doncellil ni tampoco de bellasroncantes esperando a su caballeresco y varonil salvador, porque la genuina Vida, la Vida Una, no es un cuento con un final -sea éste cual sea- sino que es eterna, santa y, por supuesto, plena. Y lo eterno, santo y pleno (la Vida) se sabe libre de todo límite. Escucha, atiende y conoce sólo aquello que Bendice y permite que la verdadera Vida desvanezca en su luz infinita toda ilusión y desbarate gracias a su feliz llenura cualquier clase de mentirola que cual Halloween se disfrace para parecer creíble y distraerte.

   Oye a la Verdad decirte, desde la indivisa e íntima unicidad que eres uno con/en ella, puro espíritu, puro Amor compartido con/en todo y con/en todos. Déjate de cuentos y confía en la pureza esencial que te une a tú prójimo, porque -en la Verdad- tú prójimo es uno contigo, conmigo, con todos, con Dios... Bienaventurada Vida Una.

KHAAM-EL




Compartimos Una misma Vida. Un mismo Ser. Dejémonos de cuentos, no nos hagamos más daño peleándonos por viejas heridas. Ahora, nunca somos los de antes. Ahora, somos Uno.

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