domingo, 1 de noviembre de 2015

TODOS LOS SANTOS


Frente a lo docto: la sencillez,
contra lo enfrentado: misericordia,
en presencia de lo aciago: completa confianza en lo santo,
entre el temor y la imprudencia: el temple sosegado,
y ante lo lleno de sí: la pobreza de espíritu que restituye al Cielo,
pues todo el intrincado saber del mundo
por sus múltiples contradicciones gravita, inexorablemente, hacia el lodo.

Implorarles a imponentes ídolos de oro
-sostenidos con pies de barro- comodidades y lujos
es desconfiar de lo eterno y adorar al tiempo y su sombría guadaña.
Bajo las nubes las tormentas acechan e inundan incluso con sólidas presas.
Sobre la ciencia del hombre lo incalculable sorprende inevitable.
Tras la niebla de la magia y la superstición se esconden oscuros precipicios.
No hay cosa ni relación mundana que dure para siempre.
Querer poseer lo mudable espanta o deprime el ánimo apegado.

No alces preces por cosas del mundo
o frustrado creerás que no escuchan los cielos tu petición,
cuando eres, tú mismo, completamente mudo en el orar
y sordo -como un muro- en el escuchar la voz del espíritu.
Sólo elevándose por encima de lo pasajero
encuentra el alma paz y dicha verdaderas.
Con la codicia y el temor toda oración es falsa plegaria,
sin embargo en el Amor todo es devoción y genuino rezo.

Cuando el fuego del Espíritu crepita vigoroso
la luz de la plenitud ilumina hasta el último confín de la mente,
no dejando ningún recoveco a oscuras,
trasparentando las paredes del alma 
hasta disolverlas por entero en el Amor de Dios.

Este mundo arde en las llamas del perdón,
Purgatorios e infiernos se convierten en humo y cenizas
para recordar la acogedora y bendita ilimitud del Cielo.

El tiempo sucumbe en un instante ante la inmediatez de la eternidad.
Nunca nada ni nadie estuvo realmente en peligro.

Todos los santos recuerdan que sólo lo Santo es real
y lo demás un vago y perturbador sueño que está de más.
Lo eterno es paz, dicha y completud.
Amor.
Verdad.
Dios...
... siendo, todos, uno en Él.

KHAAM-EL




Feliz día santo, anticipo de la santidad eterna.


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