domingo, 6 de diciembre de 2015

VIVIR CON SENCILLEZ ES EL MAYOR DE LOS BIENES +

    No es cierto que el adquirir y amontonar sea algo bueno. Soportar el peso enorme que se le otorga al pasado respecto al fututo es una labor ardua; y descorazonador, sin duda, arrastrarlo allá por donde uno vaya. Se encuentra más cerca de la verdad y la dicha la mente serena, sencilla e inmóvil que aquella que acompaña o persigue el incesante movimiento de los pensamientos. Perseguir para acumular e intentar después mantener lo atesorado es complicado, costoso y, finalmente, inútil; mientras que soltar para fluir es ligero y llevadero. Lo útil es un hábito, no una insufrible carga de agotadora tensión. El presente es sencillo, claro y gozoso cuando no soporta la dolorosa losa de un pasado proyectando su sombría angustia hacia un desconfiado futuro. Acepta la vida en su completitud y perdona... queda, pues, en paz y admite el presente en su totalidad; haz lo que debes, antes que aquello que deseas y, éste, refulgirá lleno de Amor y gozo verdaderos. La felicidad no tiene que ver con logros, o cosas, sino con el contento del alma que solícita convive con desprendimiento y entrega.

   Vivir con sencillez es el mayor de los bienes. Estar contento con lo que hay, y compartirlo con fraterna bondad, trae paz al corazón. No buscar el premio, la fama, o la riqueza, sino hacer las cosas por amor, con humildad y paciencia, sin esperar a cambio nada relevante, es, ciertamente, lo más relevante que puede uno hacer en la vida. Abrir el alma y no encerrarse en los pensamientos egoícos permite la llegada de la gracia de Dios y su inefable e infalible guía. No te compliques intentando plasmar futuros pergeñados por un pasado temeroso. Estate presente. No codicies. No añores. Agradece... Simple. Sencillo. Sé simple y no enrevesado. Hacer lo que se debe, en lugar de lo que caprichosamente se desea, trae todas las bendiciones, porque actuar por el bien de todos te incluye también a ti; mientras que anhelar sólo el bien personal junto a la consecución de particulares deseos, al no incluir también al prójimo ante todo, termina por excluirte a ti también de ese bien que en principio tanto ansiabas.

   Disfruta del ahora sin mayores complicaciones y extiende la alegría de vivir sin apego al yoísmo de lo personal. Dios no sabe de personalismos... Es Amor... Ytú, yo y todos, somos en esencia Uno en/con Él.

KHAAM-EL



Haz todo con amor... sé sencillo, 
vive en paz y serás, sin duda, feliz.





   

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