jueves, 17 de diciembre de 2015

LO UNIVERSAL +.

   Seguir con las propias razones personales con pertinaz insistencia fabrica una rutina de pensamiento que boicotea la felicidad de la vida con comportamientos desleales y malintencionados, puesto que desde lo tendencioso e interesado (querer tener razón, éxito o fortuna a toda costa) sólo se halla separación y lucha, culpa y angustia, frustración y derrota; y, aún en la aparente victoria sobre un adversario imaginario, pero para el ego necesario, ya que es útil (tener un adversario) para poder destacar en la segmentada pequeñez de lo personal y su comparativa inercia, la angustiosa parcialidad de lo personal se mantiene o acrecienta no teniendo nunca bastante, manteniendo una dolorosa frontera que quita la paz del presente al fabricar futuribles con los que especular.

   La Verdad y el Amor -que son inseparables- nunca son personales, porque no dividen y son siempre aquí y ahora en su ilimitado abrazo a todo lo aparentemente temporal... por eso son universales en toda la amplitud inimaginable de aquello a lo que apunta y evoca el vocablo Universal. La Verdad y el Amor no hacen distinciones de ninguna clase, abarcan lo sustancial y se desentienden de lo veleidoso, vano e infructuoso. Lo parcial, en su peculiaridad personal, traiciona; a veces con aparatosa mimosidad y disimulo, incluso dando un beso -como Judas a Jesús-, para disimular la beligerante acritud de vejatorias e infundadas acusaciones pronunciadas a espaldas del prójimo difamado, otras arremete con despiadada y mentirosa actitud, impostada con exageradas y distorsionadas interpretaciones, para acabar con el señalado como rival y ocupar su lugar -o posición envidiada y ambicionada-, o, en su defecto, obtener lucrativos beneficios para sí. Sin embargo lo universal no devuelve mal por mal sino que al mal le devuelve el bien, no entrando en conflictivos encontronazos ni acometiendo personales cruzadas para salvaguardar una imagen; permanece en lo esencial, y sigue compartiéndolo y extendiéndolo con constancia y bendición, con paciencia ilimitada y humilde aceptación. Lo universal no sabe, ni tampoco se preocupa, por los éxitos o los fracasos en el tiempo, porque conoce que ante la eternidad el tiempo es impotente, asumiendo que el miedo en su divisorio razonar es incongruente y falsario. Lo universal es feliz en la felicidad misma, y en ella se regocija eternamente; vive en paz en la ilimitada paz del espíritu, y en ella se congratula eternamente; comparte la plenitud en la plenitud del ser, y en ella se alegra eternamente. El pensamiento que expresa lo universal en este ilusorio y transitorio mundo de lo personal, se ocupa infatigable de los asuntos de la Verdad y el Amor... derramando bienaventuranzas... multiplicando para los de corazón puro y mente abierta el alimento del espíritu, saciando así su hambre de Dios con la fe y la dicha de morar en Su santa eternidad... iluminando el camino a los humildes que la malicia quería perder, al desenmascarar con su claror las falsas rutas de pretenciosas reglamentaciones y ostentaciones de vanidoso relumbre que escondían, tras seductoras artimañas, los precipicios más oscuros. Lo universal, y la gracia que siempre trae consigo, se vierten en el ahora limpio de toda pretensión particular, en el presente vivido sin miedo, siempre a disposición de todo aquel que, cansado de su personalismo y egoísta punto de vida, quiera ver de nuevo la impecabilidad e infinitud del Amor y la Verdad eternas.

KHAAM-EL



No te distraigas con pensamientos personales 
y sé uno ahora con el presente. 
Sumérgete en la dicha de lo universal 
y báñate en la luz eterna del Amor y la Verdad.





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