jueves, 10 de diciembre de 2015

ES PRIMORDIAL COMPARTIR EL AMOR DE DIOS

   Es primordial no obnubilarse con el pasado, no demorándose con dolores o congojas, ni recrearse con aquello que ya es inamovible, para poder así mantener la atención en lo esencial, y realizar la labor que nos corresponda con prontitud, plena consciencia y eficacia. "Deja (dijo el Cristo) que los muertos entierren a sus muertos; pero tú ve, y anuncia por todas partes el reino de Dios." Lucas, 9:60. La vida es ahora, discurre en el presente, no en los ayeres por hermosos que hayan llegado a ser, ni en imaginadas futurizaciones personales ubicadas en el tiempo. El Reino de Dios es vida, verdadera y gloriosa vida... inmediata, exuberante, gozosa... desbordante de Amor. Aquí y ahora. Por eso, el Reino de Dios no es de este mundo, porque no es, ni depende, del tiempo; sino que su ámbito es la eternidad, lo infinito, esplendente e inefable, lo santo y bienaventurado... allende toda carne... puro espíritu... santo espíritu... ilimitado espíritu.

   Mantente firme en la luz del ahora, y cumple feliz tu función, compartiendo esa potente y milagrosa luz anunciadora de salvación, que se extiende colmada con un sinnúmero de bendiciones a repartir generosa y valerosamente... No te demores. Que todas las lagrimas se enjuguen allá adonde tú vayas en el Nombre de Dios y que Su alegría reconforte a los corazones desesperanzados. Que la duda y la incredulidad de aquellos de tus semejantes que aun recelan del poder del Amor de Dios robustezcan en certeza y crezcan en sólida fe en Él con la dedicación y entrega de toda tu vida a bendecir en el Nombre de Dios. Que la ira se torne en perfecta paz ahí adonde tú estés en el Nombre de Dios. Que la miseria, la desconfianza y la pequeñez muden en la abundancia del compartir, la confianza de lo fraternal y la grandeza de la unicidad de los Hijos de Dios siempre que te relaciones con tú prójimo en el Nombre de Dios. Que los resentimientos desaparezcan para siempre por el perdón que tu presencia en el Nombre de Dios concede. Que las mentiras y engaños se disipen en la claror de la Verdad allá adonde tú hables en el Nombre de Dios. Que la malicia se derrumbe por completo y que de sus escombros con tu labor en el Nombre de Dios se reconstruyan los cimientos de la inocencia y la virtud. Que la enfermedad y la muerte sean arrojadas a la nada que son trayendo en su lugar la vida eterna en tu paciente labor en el Nombre de Dios. Que el Cielo alboree en cada rincón del mundo que tú holles en el Nombre de Dios y que todos los días de tu vida sean un anticipo de eternidad, plenitud y santidad, al ir siempre en el Nombre de Dios.

   Es primordial mantenerse dispuesto a compartir el Amor de Dios suceda lo que suceda, para ser totalmente feliz, y libre de cualquier pesada carga del pasado, para poder servir con vigor y eficiencia al Plan de salvación de Dios. Únicamente viviendo confiados y presentes, despreciando el miedo y la tibieza, permitimos a Dios obrar a través nuestro.

KHAAM-EL 



Adéntrate en el silencio de tu mente,
siente la intimidad con Dios...
Su Amor... Su Plenitud... Su Bienaventuranza...
No dos.
Nada hay que temer...
¡Feliz día! 
No lo dudes, 
y compártelo.




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