lunes, 28 de diciembre de 2015

ALABANZA A DIOS PARA EL PERDÓN

   Te invito amigo/a a hacer un gesto libre de perdón. Sí, eres libre de realizarlo o no. Ojo con la vergüenza y el titubeo a llevarlo a cabo, porque la vergüenza y el titubeo -vástagos improductivos del miedo y el deseo- son atractores de la culpabilidad y la pusilanimidad. Reconozcamos que el deseo insensato de estar separados de Dios no es más que una idea idiota y sin significado, una absurda idea que al creerla trajo la vergüenza tras la que nos escondimos; quisimos arreglarlo a nuestra manera, de forma especial, diferente a la simplicidad de la inocencia, y, consecuentemente, lo complicamos todavía más, al repetir en el tiempo, una y otra vez, semejante despropósito.

   Di, siempre libremente, con todo tu corazón entregado...
   ... Te alabo y te doy las gracias ¡oh, Dios! Por las bendiciones que nos das para dar, por los regalos que nos concedes para compartir. Sí, gracias ¡oh, Dios! Por tu Amor eterno. Nada hay en el mundo, por bueno que parezca, que pueda eclipsarte; y nada hay tampoco en el mundo, por malo que parezca, que merezca una sola queja proveniente de mis labios. Porque la paz y la dicha, por Tu misericordia, se encuentran en mí, solícitas a darse por entero en la alborada de una luz infinita que nunca se apaga; de una paz, una alegría, una bienaventuranza, y una comunión, que por siempre Es. A esta alabanza digo amén, y unido a mi prójimo cuan uno solo, pronuncio junto con todos ellos, de nuevo, amén... para que, en verdad, sólo haya un único y santo amén de amenes que obre el milagro del perdón, y nos lleve a la resurrección y a la vida eterna.
   Te pido, por tanto ¡oh, Dios! Perdón. Eres Santo y todas tus criaturas son santas, libero de corazón a mis semejantes de toda idea de vergüenza, culpa y horror, porque Tú ya me has liberado desde el principio y, también, los has liberado a ellos. No quiero atar más a mis hermanos, a mi santo prójimo, mediante la idea que inició este sueño de dolor y separación. Reconozco que el miedo es vergüenza y la vergüenza miedo; lo que teme se esconde y agazapado ataca por su desconfianza, peleando sin tregua, fatigándose, enfermándose, resintiéndose, hasta la extenuación y la muerte. Ya no quiero pelear más. Anhelo el perdón de todos los errores. Quiero la Paz, Tu Santa Paz, ¡oh, Dios! Verdadera, amorosa, inefable, perfecta, eterna, bendita, plena... 
   Te alabo y agradezco con el alma toda que todas tus criaturas seamos una en Ti. Bendigo, pues, a todos mis hermanos en la Luz que Contigo compartimos en Tu Creación intemporal y espiritual, perfecta y feliz.
   Te alabo y agradezco con el corazón lleno de Tu Amor que, por Tu Gracia, la vergüenza nunca más vuelva a turbar nuestros corazones, ahora de nuevo rebosantes de Tu Gloria; garantizando que el miedo, con su atracción por culpabilidad y la vergüenza, no nos tiente nunca más.
   Aquí, unido a toda Tu Creación en sagrada alabanza, te agradezco que alboree la perpetua Navidad, que día tras día, nos devuelve al Cielo.
   Te entrego mi vida entera, con la certeza que Tú concedes de que junto a mis hermanos, que son uno conmigo, extenderemos Tu Mensaje de Amor... testigo de la Verdad, maestro de Dios, mensajero del Cielo, evangelista o apóstol, es todo aquel que quiere la Verdad por encima de todo, y, finalmente, todos la pedimos sin titubeo. Hoy te pido la Verdad por encima de todo. Alabando tu Santo Nombre. Y Tú ¡oh, Dios! Que a todo aquel que, con sinceridad, te pide recibir Tu Espíritu Santo, sin tardanza, se lo das; lo solicito ahora, con humilde devoción. Ya no quiero anteponer ningún deseo a Ti, y me uno a mi prójimo en Ti. Me congratulo porque ellos, mis hermanos en el espíritu, también han pedido, o pedirán, sin duda, la Verdad por encima de todo,
   Te alabo. te alabamos, ¡oh, Dios! por darnos, cuan uno solo, la Verdad que nos hizo libres. Libres del miedo. Libres para perdonar el sueño de la carne. Libres de Amar sin vergüenza, sin culpa, sin tibiezas, sin medida. Libres de Amar  en el espíritu. Gracias te doy por los maestros de Dios, que cada día se consagran a Ti mediante el perdón; así como hoy me consagro yo, para que el Espíritu Santo por siempre, en esta mi estadía en el mundo, sea Guía, Maestro y Luz, que deshace ilusiones. Gracias, ¡oh, Dios! Por Tus Bendiciones. Amén.

KHAAM-EL




Alaba y celebra a Dios; 
a través del Hijo se llega al Padre. 
Ten fe... lo santo rescata, por la Gracia,  del sueño de la carne. 
Entrega tu vida a Dios. 
Pide que el Espíritu Santo, que Cristo nos trajo, 
te abra los ojos a la Verdad y te haga libre.





No hay comentarios:

Publicar un comentario