lunes, 14 de diciembre de 2015

NADA SUCEDE AL AZAR

   Nada sucede al azar. No hay casualidades aunque desde la limitada perspectiva personal se nos escape. Ahondad y meditad. Permaneced en paz ahora, aquí, en el presente. Reflexionad y comprended que la desesperación, la confusión y la amargura son sencillamente los efectos de una determinada manera de pensar que desencadena con rapidez unos acontecimientos que vienen acompañados por sus inevitables consecuencias. Al igual que una escopeta no se carga y dispara sola, una acción no se planea y se ejecuta sin un impulsor que previamente lo haya dispuesto. No os lamentéis entonces por lo que ocurre en vuestras vidas y, antes bien, cambiad la motivación de vuestros actos. Así hasta los errores se vuelven aciertos porque sirvieron para hacernos rectificar el rumbo de nuestras vidas.

   Reitero. Nada sucede al azar. Así como penséis así experimentaréis en vuestro fuero interno: paz o desesperación, certeza o confusión, alegría o pesadumbre, y desde esa experiencia íntima os relacionaréis con vuestro prójimo y, sabed, recibiréis el fruto de vuestros actos según haya sido la siembra de vuestras intenciones... amargor o dulzura, desdicha o felicidad, miedo o amor, paciencia o cólera, avaricia o generosidad, confianza o recelo. Esto es, en verdad, ineludible; podéis engañar al mundo entero pero jamás a vosotros mismos. Pensar y sentir no están separados, esencialmente son lo mismo porque son inseparables.

   Es la pureza de pensamiento lo que dota de nobleza a la acción y no su apariencia externa. Una motivación innoble puede revestirse de hipocresía y mostrar buenas maneras para disimular la iniquidad "Cuidaos de los falsos profetas, que se acercan a vosotros con pieles de oveja, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos." Mateo 7, 15-16; o, al contrario, una acción rotunda, como Jesús en el Templo, puede traer todo el bien para aquel que sabe ver y oír más allá de las apariencias; "En aquel tiempo, Jesús entró en el Templo y echó a todos los que vendían y compraban allí, derribando las mesas de los cambistas y los asientos de los vendedores de palomas. Y les decía: "Está escrito: Mi casa será llamada casa de oración, pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones". Mateo 21, 12-13. No seáis tibios ni pusilánimes sosteniendo el engaño al mirar para otro lado. Sólo cuando no se busca el propio interés, sino que se actúa para cumplir los mandatos del Amor de Dios, los frutos de Dios -paz, gozo y plenitud, más allá de todo entendimiento, sean cuales fueren las circunstancias- nutren a todo aquel que los comparte sin medida.

   Estad vigilantes y atentos para poder ver de donde provienen vuestros actos (de la viga en el propio ojo o de la visión clara). Obrad sólo cuando en vuestro corazón haya paz y amor verdaderos, cuando en vuestras mentes no haya un resquicio de doblez o presunción. Obrad sin contemplaciones ni tibiezas cuando crepite vigoroso el fuego de la verdad en vuestro interior. Lo santo no sabe de remilgos ni estrategias, tampoco de lucros u ocultismos que mercadear; sabe del presente como puerta estrecha abierta a lo eterno y del ahora como camino angosto a la Vida del espíritu; sabe del Amor infinito de Dios, no de mentiras edulcoradas en su nombre ni de cargas onerosas para llegar hasta Él; sabe de la luz, nunca de tinieblas; de dicha, jamás de pesadumbre; de perdón y no de condena; de santidad limpiadora de todo desatino... porque el razonar del mundo no sabe lo que hace

   No os crucifiquéis más crucificando el Mensaje de salvación, atacando y despreciando a sus mensajeros o a la esencia de su invitación. No caigáis en la ignorancia de creer que saber acerca de lo pasajero es auténtico saber. Ved la luz que acaba con toda cruz y nos conduce a la vida plena del espíritu. Comprended que no podéis comprender por cuenta propia u os sentiréis como el burlador burlado. No creáis que sabéis o lloraréis vuestras risas presuntuosas y jactanciosas. No os engriáis o penaréis vuestros desprecios a los humildes y mansos, esos pobres de espíritu que reconocen que por sí solos nada pueden, porque: "Escrito está: no sólo de pan vive el ser humano sino de toda Palabra que proviene de Dios." Mateo 4, 4.

   Así es, nada sucede al azar. Todo irá bien si no os demoráis con sueños vanos. Hemos venido a este mundo a abandonar el miedo, a renunciar al egoísmo, a recordar el Amor. Mirad más allá de las formas y sus aconteceres. Mirad a la eternidad, no os olvidéis de lo esencial, de aquello que permanece inalterado en medio de lo impermanente iluminando las tinieblas de la duda y el temor, desbaratando el engranaje del deseo y el horror. Escuchad en lo más profundo del alma la preciosas palabras que provienen de Dios... una vez cielos y tierra pasen, una vez el tiempo y sus sueños acaben, lo que queda es Dios y Su Amor... la Creación infinita por el Espíritu, verdadera, bienaventurada y santa, el Reino de Dios y Su Justicia. Vuestro espíritu es, en el Espíritu de Dios, Su Hijo... somos uno en el Hijo, que es indiviso en/con Dios Creador... Eso es Amor. Bendiciones.

KHAAM-EL




Nada sucede al azar. 
Sólo hay en verdad Amor, 
por eso lo azaroso (el pensamiento que niega la plenitud del Amor) 
desaparecerá para siempre en la nada que es... 
Pensad con Amor, 
actuad con Amor 
y sed libres de todas las angustias 
que vuestra imaginación desbocada ha fabricado.






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