Al final de este preámbulo adjunto el vídeo de una charla en la que señalo lo fundamental de aquietar la mente para volver al Amor verdadero, libre de toda culpa o recelo.
Cuando uno no va detrás de los propios pensamientos encuentra un bienaventurado espacio de quietud en la mente, de la misma manera que también se halla cuando no se va detrás de los consejos ajenos para paliar la duda, el miedo, o para lograr personales deseos.
Así es, sencillo, rotundo, inevitable... uno se da de bruces con lo puro e infinito en el momento en que firmemente decide no ir detrás de ilusiones. Y, en ese ámbito de paz mental, la culpa se desvanece como la bruma al calor del sol.
Reconocer que en lo personal siempre me equivoco, traerá la sabiduría. Reconocer que distraer la mente de lo fundamental sólo acarrea problemas, los resolverá sin particular esfuerzo. Acallar la mente que da significado a pensamientos que no lo tienen dará el verdadero significado de ser de manera natural y simple. No realizar ninguna acción en la forma hasta que la mente esté en paz, hará la acción correcta que traspasa toda forma al realizar lo esencial para el bien de todos, auténtico Karma Yoga, una acción total liberadora que ya no busca un resultado específico en la relación perceptiva, sino que a la relación perceptiva le da la respuesta útil, plena y positiva... ahí, comprendes, en esa íntima quietud que nada pretende sólo para sí, la culpa, nacida de la desconfianza y el deseo personal, es deshecha por completo, dejando espacio libre al Amor y la Dicha.
KHAAM-EL
En la unicidad del Ser es imposible la separación y la culpa.
Ahonda en lo íntimo, confiado y en paz, y te encontrarás con el Amor infinito de Dios que, en esencia, es 'no dos' contigo, con todos, con todo.
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