Bajo estas líneas adjunto el audio de una exposición en la que ahondo en lo simple y evidente de lo sustancial, pleno y real cuando no hay distracción que signifique lo insignificante, fragmentario e ilusorio. Simplemente, la plenitud es, ahora y aquí, plenitud... sí, todo ya es plenitud en lo esencial... la vida es vida sin posibilidad real de deterioro o muerte. Por eso es fundamental comprometerse con Verdad por encima de todo, puesto que sino lo banal se mostrará seductor y atrapará a la mente en un sueño de deseos egoístas que traen dolor, confusión y angustia.
En este mundo de aparente incompletud el maestro de Dios (el testigo de la Verdad o mensajero del Amor) enseña plenitud hasta que la aprende enseñándola, y experimenta esa plenitud que, por la gracia, le saca de inmediato del absurdo ensueño de la separación, el dolor y la muerte... porque la relación en plenitud es genuina e íntima experiencia viva, al convivir con todo lo percibido en la comunión de la Mente Una, por la resolución de expresar únicamente la Consciencia Indivisa del Ser Inmutable y Eterno.
Salvarse de las ilusiones, y sus seductoras promesas huecas que acaban en lamento, es no sucumbir a su influjo mediante la consciencia plena de ser Consciencia, no personalizando las situaciones, y realizando aquello que corresponde para que lo que se imaginaba separado retorne a la evidencia de ser en plenitud.
Sencillo, pero intenso, merced a la constancia requerida de no agitarse ante lo que asoma como inconstante y transitorio. No hay otra. Todo es unicidad... fluye... confía... vive en paz... Sé sin fisuras ni remilgos particulares, no hay nada que temer.
Lo que es, Es Soy eternamente... Simple.
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