Todo lo que piensas repercute en la paz de tu mente. Observa que si la observancia es escasa, la tendencia a reprochar a lo externo la falta de paz es grande. Por lo tanto, cuanto más distracción de sí mayor es la agitación mental y el sufrimiento. Porque no todos los pensamientos apuntan a lo real; cuanto más egoístas, enrevesados, divisores y proyectadores sean éstos, menos realidad muestran, y, consecuentemente, la vivencia de lo real se experimenta distorsionada e incompleta.
Si estás atento verás que el ego (la personalidad) vive de tu conflicto con él, y, a su vez, te remarca que él (el ego) eres tú. Es un falso pensamiento identitario que se alimenta de tu conflicto interno proyectándolo afuera; e inventa complicadas teorías y comportamientos para paliar el sufrimiento que, en secreto, quiere mantener. Saca a la luz todo lo que imaginas a futuro desde el pasado y no le des significado. Retorna a lo sencillo e inmediato, a la bondad natural de ser sin planes personales; simplemente, que tu motivación sea la dicha para todos en lo esencial, puro y eterno. Mantente atento al instante y descubre como el pasado y el futuro tan sólo son pensados; luego, en esencia, son ahora libres de conceptualizaciones, porque siempre vives en el presente. Simplifica y sosiega tu mente. Vive ahora en paz y alegre. Aquello que busque agitar tu ánimo (para mejor o peor, da igual) no lo secundes. Confía, confía sin reservas, en un presente libre de complicados deseos futuros o de pesares pasados, y haz lo que debes para el bien de todos sin dilación. ¡Eso es todo, amigos! El resto viene solo, sincrónicamente, para conducirte al despertar de la consciencia.
KHAAM-EL
De estar atrapado en una ilusión sólo se sale, sencillamente, no dándole significado a los absurdas complicaciones que parecen suceder en lo irreal; ahondando en el presente, con consciencia, alegría y presencia.
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