Tras este preámbulo adjunto el audio de una charla en la que ahondo en la inseparable cohesión de la Verdad y la Felicidad, en un encuentro íntimo que nos retorna a lo infinito y eterno.
Buscar el éxito en la forma es frustrante porque, aun obteniéndolo, se sabe pasajero y vano, aumentando, si cabe, la sensación de culpabilidad, al basarse en ideas separativas de falsedades y apariencias vanas pasando por ciertas; haciendo inútil toda posibilidad de felicidad y paz mental, por el contumaz ajetreo de los confusos pensamientos contradictorios del yo personal.
Buscar el éxito en la forma es frustrante porque, aun obteniéndolo, se sabe pasajero y vano, aumentando, si cabe, la sensación de culpabilidad, al basarse en ideas separativas de falsedades y apariencias vanas pasando por ciertas; haciendo inútil toda posibilidad de felicidad y paz mental, por el contumaz ajetreo de los confusos pensamientos contradictorios del yo personal.
Buscar querer ser alguien, ansiar destacar entre los demás, inclusive en lo espiritual, conduce a encontrar testigos de la propia ilusión, desviándose uno de lo esencial, porque el propósito, al ser especial y particular, aleja de lo universal, y, consecuentemente, de lo veraz; cuando lo básico y mollar siempre es la acción plena para el bien de todos. Querer que sea de otra manera no le dará visos de realidad; ya que, repetir mentiras jamás las convierte en verdades, por mucho que muchos lo imaginen. Nunca ha sido ni será una cuestión de cantidad, sino de comunión. Y, es por ésto que un acto sincero de Amor, libre de cualquier interés particular, salva totalmente.
La verdad es una e indivisa, y, únicamente, dando testimonio de ella, por encima de tentaciones y temores de egoísta intención, retornamos a la Dicha auténtica y plena de Ser, a la Vida santa del espíritu, al Amor de Dios que es indiviso en toda Su Creación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario