jueves, 20 de julio de 2017

DEJAR DE CONFUNDIRSE ES ACERTAR *


   Es difícil lo fácil cuando lo difícil es considerado como lo fácil. Acostumbrarse al sufrimiento, la desconfianza y el resentimiento, y verlos como consustanciales a la vida humana, convierte en antinatural el natural y bienaventurado flujo de la consciencia pura. Rasgarse las vestiduras ante el mensaje de total perdón, de completa y definitiva salvación, que nos incluye a todos como iguales para el perfecto Amor de Dios, por ese inefable acto creativo que nos indivisa en Su Espíritu, es una actitud fatal e hipócrita que fomenta el sufrimiento en vez de su sanación. Recapacita y ve al meollo mismo de la consciencia; ve a su raíz y no te andes por las ramas o, en cualquier inesperado despiste, caerás. Ahonda, pues, en tu propia mente, no supongas ni opines a la ligera; nunca juzgues a nadie por las apariencias, y, de inmediato, te verás libre de las ilusiones que suponías realidades. Pacifica tu razonar y vuelve a la imparcialidad de un radiante presente exento de cargas pasadas que, penosa y tristemente, transportabas hacia un futuro que repetía el pasado. Deja de reincidir en lo mismo de siempre buscando diferencias y haz que ahora y aquí sea completamente diferente, sencillamente haciendo que lo indiviso y santo desvanezca todo juicio u opinión. No seas un enemigo de ti mismo creyendo que hay afuera enemigos de los que protegerse. Permite que el mundo te parta el corazón y sigue enamorado, con auténtica pasión e incondicionalidad, del perfecto Amor de Dios que nos sustenta a todos en Él.

   Mira adentro, muy adentro de ti... Encuentra el camino interior, ese camino directo que nos saca de todos los entrecruzados caminos, no siguiendo ninguna de esas externas rutas a ningún lugar pleno ni definitivo. Dejar de confundirse es acertar... Abre tu mente y ablanda el corazón; sé humilde y no soberbio, no le des crédito a esoterismos, ritos huecos, diferencias elitistas, o ladinos mensajes que, en nombre de la salvación, con impúdica malicia, culpabilizan, desprecian o denigran..., y, bendiciones, habrás hallado el Camino; el único camino que te encamina a lo sencillo, simple y evidente, a lo no costoso ni gravoso... la estrecha e íntima senda que te saca del enrevesado laberinto de los pensamientos egoicos, que no te dejaban ver la luz, ni experimentar la amplitud inorillada del Ser, con sus distractivos deseos y sus insidiosos temores particulares.

   ¡Despierta! Es fácil lo fácil cuando no se lo confunde con lo difícil. Tu camino ya es la meta si no sueñas con porvenires hijos del ayer; la plenitud del éxtasis, la belleza radiante de lo inmortal, es ahora allende las apariencias. Camina el Camino y ya has llegado..., la realidad es obvia cuando no se la representa con ilusiones. Y, a su vez, cuando se reconoce que los resentimientos son una perspectiva equivocada de uno respecto al mundo, se vuelve a saber que el Amor no sabe de resentimientos. Profundiza en tu alma y dejarás de sentirte un desalmado que ve desalmados por todas partes. Aunque el mundo es un lugar doloroso, éste no es nuestro verdadero hogar. Somos a semejanza de lo eterno, pacífico y amoroso, de lo feliz, santo e infinito..., somos todos uno en la Divina Unicidad.   Namasté.

KHAAM-EL
   


Sigue el camino interno y estarás disfrutando del Camino...
de la inacabable plenitud del Ser.
'No Dos', Es.

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