martes, 11 de julio de 2017

LA ACEPTACIÓN NOS DEVUELVE A LA INOCENCIA *


   Empecinarse en algo nos proyecta hacia un mañana que olvida el presente. jamás se puede alcanzar el horizonte porque acercarse a él conlleva percibir otro nuevo. No fabriques ciclos de interminable recorrido dirigiéndote a buscar lo que los sentidos te sugieren. Despreocúpate de logros y pérdidas, del mucho y del poco, de lo abundante y de lo escaso. Retorna al presente y halla nuevamente lo eterno... sigue siendo puro, santo y bienaventurado. Deja de pelearte con los acontecimientos y ábrete a lo insospechado. Medita. Despierta. No valores una parte en detrimento de la otra. Todo tiene un ritmo natural, al igual que el flujo de la respiración llena los pulmones y a continuación los vacía para enseguida volver a llenarlos, la vida unas veces te trae y otras te quita; lo esencial es permanecer consciente del flujo y quedarse en la paz inmutable del ahora... sencillamente sé el flujo, sin particulares y parciales preferencias, aceptando feliz, sin involucrarte, sin juzgar ni querer cambiar el vaivén de las circunstancias. 

   La aceptación nos devuelve a la inocencia porque es serenidad, alegría, confianza, un constante manar en libertad; es el retorno a la eternidad y el fin de la dolorosa sensación de estar atrapado en el tiempo. Aceptación no es pasotismo ni indolencia... es conciencia presente y acción plena, al no pretender poseer el fruto de la acción sino que reconoce que la acción misma ya es el fruto cuando se realiza desinteresadamente. Aceptación es relación pura e inmaculada al no depender la felicidad de ella, porque lo especial y diferente ha sido perdonado por lo universal e inclusivo... es un caminar juntos de igual a igual, o un despedirse con un hasta siempre, porque nos vemos en el Cielo tras el breve paso por el mundo de las formas.


   No te apegues al ego como si éste fuera tu identidad; despliega la bondad de tu corazón, no lo protejas torpemente con recelos o temores, y sé inocente como un niño que confía en la providencia sin preguntarse qué es la providencia y que ríe feliz porque sabe, sin necesidad de grandes o pequeñas elucubraciones, que aquello que precisa le es dado cuando es menester, ni antes ni luego. Profundiza en la consciencia y regresa al centro mismo de tu alma hoy, no lo dejes para después. No calcules y fluye, eso es aceptación... ser como un niño, inocente y confiado, pero a la vez con plena consciencia de ser consciente. 

   Acepta y retorna a la inocencia, no te demores con las excusas del ego. Sí, amigo/a, disfruta del ahora con despreocupada sabiduría porque, aquí, en tu mente en paz, sabes que ahora es lo único que tienes, lo único que eres... nunca fuiste del pasado ni serás del futuro... eres total, completo, íntegro, pleno, precisamente en este instante, y, sin duda, eso es pura bendición. Las palabras brotan espontáneas, los encuentros acaecen sincrónicamente, el aparente vaivén es visto como algo natural... todo viene a ti y tú vas hacia todo porque sabes que todo y tú sois 'no dos'... lo que se va es porque no lo necesitas, lo que viene es para un tiempo y le das todo el Amor. Todo es por ti amado, tanto lo que se va como lo que viene... siempre das todo el Amor y todo el Amor te da todo el Amor más allá de las apariencias, más allá de las ilusiones y sus vanidades, con la inmediatez de la inocencia infinita. Al fin vives completamente enamorado del Amor... todo es Amor... la soledad es a todas luces imposible, porque el Amor comparte y extiende Amor eternamente en un flujo inacabable de indisoluble unicidad... eso es ser... eso es estar... eso es consciencia plena... eso es lo esencial. Aceptar el Amor te muestra definitivamente la infinita realidad de ser indiviso de SER. 

KHAAM-EL



El día de la inocencia, que abarca todos los días, siempre es hoy 
si aceptas el flujo natural de la vida en paz;
lleno de dicha para compartirla con Amor
sean cuales fueren los acontecimientos que sucedan en tu diario caminar.

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