miércoles, 3 de junio de 2020

CON PACIENCIA EL MALVIVIR DEVIENE EN BIENVIVIR

   Impacientarse por la tardanza del cumplimiento de los deseos, incluido el de iluminación, es malvivir intentando bienvivir. Respira... y vuelve a respirar... Vivir con paciencia y genuina mesura, con ánimo sosegado, feliz y contemplativo trae verdadero contento hasta en las situaciones usualmente consideradas como de mayor descontento. No evites nunca la intensidad de mirar adentro y pon toda tu vida en manos de Dios. Confía en la sabia guía del Espíritu que con sincrónica danza vital deshace las obsesivas ataduras corporales, a la vez que desmitifica la importancia que se le  otorgaba a los limitados logros intelectuales. Él, sólo Él, llena la oquedad de las empobrecedoras riquezas o famas mundanas con la plenitud de la generosa humildad de compartir y convivir desde el corazón. No te distraigas con el  agitador desvarío egoico y endereza el rumbo de tu vida con la paz del presente consciente. Escucha, y sigue, únicamente, el dulce canto de lo eterno que enmudece el estridente griterío de lo temporal con amorosísima paciencia; porque (como nos recuerda 'Un Curso de Milagros') el tiempo es un recurso de enseñanza. No temas, amig@. El incremento de la angustia anuncia la llegada de la imprescindible intensidad a atravesar, de la inevitable oportunidad a aligerar el sofocante y desesperante peso de lo personal/especial, para poder experimentar de nuevo la verdadera alegría que de lo más hondo del alma mana. Porque vivir en la inercia de la evasión o del enaltecimiento del yo, en la acumulación, la ira y la frustración, que usan sin miramientos como válvula de escape al entusiasmo infantiloide de la propia justificación, es mentecatez pasando por inteligencia, una imperfecta y, por tanto, inútil tapadera de pesadumbres que se destapa pronto en desesperanzada ansia. Más, tampoco sirve de mucho ensalzar a la amargura, el sufrimiento y el resentimiento, disfrazados de un superficial pietismo que imagina con dubitativo e incómodo recelo que en la mortificación puede hallarse gloria, cuando escondido tras ese fanatismo de excluyente prédica, el furor de lo pecaminoso todo lo mancha con su intolerante juicio separativo. Por eso, contemplar la ignorancia, arrogancia e insensatez de intentar proyectar en otra parte la cuestión a resolver, rindiéndose a la evidencia de la estéril acción de buscar fruto duradero en lo pasajero y particular, abre la mente a ideas no comparativas, no limitativas, no enjuiciadoras... ensanchando el espacio interior hasta límites insospechados. Entonces, el empequeñecedor anhelante de grandiosidades (el ego), intuyendo cercano su fin, se agita vehemente y altivo, tentador y lacrimoso, seductor e insidioso; peleándose con todo y contra todos, con uñas, patadas y dientes, hasta la extenuación. Más, insisto, si eres paciente no rehuyendo el envite, ni te dejas aterrar por ese terremoto interior que provoca y que quiere arrojar al exterior, manteniéndote vigilante a sus movimientos -sin secundarlos ni atacarlos-, el desespero os golpeará con saña, insultará, menospreciará y amenazará; más, ponle la otra mejilla y queda en paz... Aposéntate en la paz de espíritu que, cómo la calma en el centro del huracán, en el instante presente mora... y, milagrosamente, deviene toda la angustia, terror y furia en Amor, Alegría y Plenitud. Ahora sí, la exhortación de Jesús de Nazaret "no os resistáis al mal", como vía hacia lo santo, se revela y conoce en toda su bienaventurada amplitud.

   No alimentes tu voracidad desiderativa. Ayuna de tus supuestos deleites de impaciente apetito permitiendo que la paciencia acompañe a todas tus decisiones. Mira todo con imparcialidad, con calma y humildad. Avanza por la vida con gratitud, contemplando la pureza esencial del corazón. No te apresures ni pretendas correr en solitario adelantando a tus semejantes. El prójimo, que es uno con nosotros, está para alentarlo a avanzar juntos, en hermandad. No te aísles en un imaginario paraíso del tamaño de la propia personalidad, o vivirás un infierno a la medida de tus sueños/temores. ¡Despierta, amig@! Aceptar la irresponsabilidad de pensar egoicamente sacude el ánimo de tal suerte que parece angustia de muerte, pero si mantienes firme el ánimo, responsable, ecuánime y solícito a admitir únicamente la guía Divina con paciencia inquebrantable, una bienaventuranza excelsa, por Dios concedida, te conducirá más allá del pequeño y falso 'yo', allende el mundo y sus efímeros placeres dadores de penas; pasando de malvivir a Bienvivir, de lo pusilánime y temeroso a lo valiente y confiado, de la oscuridad y el resentimiento a la luz del Amor... a una comunión que finiquitará todo sufrimiento y limitación, a una paz antesala de la certeza de la Vida eterna, a una Plenitud y Alegría inimaginables que redimirán al alma de todas sus vanaglorias y miserias autoinfligidas por la idea, absurda e inconsistente, de haberse pensado separada de Dios y Su perfecto e indivisible Amor infinito.

KHAAM-EL



Confía y sé paciente...
Borra el dolor del pasado
que usabas como excusa 
para el recelo y la separación...
Perdónanos y perdónate.... 
Camina amistosamente con el prójimo
 y verás toda la inocencia
que en lo hondo palpita... 
Los apegos al sufrimiento y la violencia, 
considerados equivocadamente placer y justicia,
 se sanarán con ese sincero compartir fraterno
que a todos los corazones rotos hace Uno indestructible
en el Corazón de Dios, 
trayendo -de nuevo- la vivencia de la Plenitud y la Alegría,
de la amorosa Divina Unicidad
en la que en esencia y en verdad eternamente somos.




No hay comentarios:

Publicar un comentario