jueves, 18 de junio de 2020

TENGAMOS SIEMPRE PRESENTE...

   Tengamos siempre presente que nuestras palabras, actos y escuchas son escaleras, puertas y alas al Cielo cuando aquéllas son pronunciadas para emancipar al sufriente de la prisión de su dolor, cuando éstos son realizados para el bien de todos y no sólo de unos pocos y cuando, las últimas, aun oyendo afrentas o ignominias, las ignoran manteniéndose compasivas al atender sólo al Corazón. Amig@, no nos distraigamos de lo esencial o nos perderemos por tenebrosos vericuetos de confuso y doloroso tránsito. Amemos incluso en el desamor; perdonemos sin mirar a quién, tantas veces como sea menester; confortemos al angustiado invitándole a la fe, a la apertura del corazón, al sosiego de la mente; sonriamos al infortunio con valentía reconociendo su pasajero y frágil poder, su esencial nadidad ante lo intemporal; y nunca olvidemos, jamás, que quienes siguen los consejos del ego sienten las punzadas de la más absoluta de las soledades (la de vivenciarse aparte de la plenitud de Dios), como una orilla sin mar o un planeta sin sol. ¡Despertemos! y alentemos a ese bendito despertar a todo prójimo que devastado, confuso o con sincera aspiración a lo santo y eterno la Providencia nos traiga. Nos irá bien... el miedo ya no podrá abatirnos ni el infierno reclamarnos... ahora sabemos, indubitablemente, que la luz Divina brilla en el interior de tod@s; que la orilla -por ser orilla- se funde con el mar -por ser mar- en una orgánica unidad de inseparable comunión, tal como el Hijo de Dios (nuestra naturaleza real) es inseparable de Dios, de Su Padre/Madre, de Su Santo Espíritu, de Su Divina Unicidad, de Su  Bienaventurada e Inagotable Fuente.

KHAAM-EL



Tengamos siempre presente, sí,
que la alegría ilumina la densa oscuridad de las tristezas, 
desvaneciéndolas con su esplendente visión todoabarcadora;
que el Amor vence a la amargura y la furia sin enfrentarse a ellas,
sin someterse a ellas, sin huir de ellas, 
viendo de frente su inconsistencia;
que la Verdad es inafectada por las conflictivas mentiras
extendiendo una paz más allá de todo personal entendimiento;
que DIOS 
es, realmente, mucho más que todos los dioses y no dioses imaginados
por una humanidad temerosa y manipulada 
por la limitada perspectiva egoica;
y que el ego, 
por mucho que aparente, juzgue e ilusione con mil patrañas, nada es.
Así que sonriamos sin rubor a las lágrimas
y éstas brillarán como estrellas en la noche,
mutando del desespero 
a la confianza plena nacida de una esperanza de inevitable consumación
allende el mundo y sus temporarias vicisitudes,
llenando de júbilo nuestro corazón
mientras invitamos a tod@s a ese mismo júbilo de Plenitud en DIOS.



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