martes, 30 de junio de 2020

NO HAY PRETA CADENA NI REPRESOR GRILLETE QUE APRISIONEN EL ESPÍRITU

   Abandona todo apego al pasado o cualquier ansia de un futuro especial, desestima tu ciega identificación con el cuerpo (ego) y retira tu apoyo a los volátiles logros -que el tiempo siempre acaba por convertir en pérdidas y fracasos- rompiendo las férreas cadenas del temor y la pequeñez, de la miseria y la amarga condena o quebrando los áureos grilletes de la grandiosidad, el lujo y la engañosa sensualidad. Los opuestos se alternan en lo cíclico, siendo, en definitiva, la cara y la cruz de una misma moneda, falsa y sin valor real alguno, que sólo vale para comprar espejismos e insatisfacción. La libertad es del Alma, no de la carne. No confundamos lo banal, transitorio y segregador con la seguridad o seguiremos trayendo inseguridades a nuestras vidas. ¡Despierta! ¡Despertemos! La revolución triunfante es del Espíritu, jamás de la carne y sus breves y mezquinos asuntos. Es dando como se sabe que hay, compartiendo como conocemos que en el Amor nadie pierde y todos ganan; mientras que atesorar y retener tan sólo muestra la carencia interna en la que uno vive y con la que se tienta al prójimo a malvivir. Estate en lo limitado, pues, vivenciando lo ilimitado; el Reino de los Cielos siempre ha estado cerca, muy cerca..., en lo más hondo de nosotros, en nuestra pureza esencial, en nuestro núcleo inmortal. ¡Regocíjate! ¡Regocijémonos! No hay preta cadena ni represor grillete que puedan sujetar el Espíritu; y, todos somos del Espíritu, de lo ilimitado, de lo santo, de la Divina Unicidad... Bendiciones, amig@, y Be Happy Forever!!!

KHAAM-EL



Cantemos y oremos juntos -los unos con los unos-
en la dicha y el llanto,
en la calma y la tempestad...,
por el regreso a nuestro Hogar Celestial,
por nuestra libertad esencial,
por nuestro núcleo inmortal,
por la esperanza de la íntima, 
y a la vez común, Revolución de la Consciencia
que finiquita en la Luz del Amor
todas las tenebrosas y equívocas revoluciones egoicas.
La libertad es del Espíritu,
no de la carne.



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