viernes, 12 de junio de 2020

EL AMOR TRASCIENDE TODA FORMA Y ES INTEMPORAL

   Acércate al manantial de vida eterna, que brota de tu corazón entregado al Amor de Dios, y bebe de él hasta saciarte si no lo secas con vergüenzas, desconfianzas y temores de airado juicio. Ahonda en consciencia, elevándote por encima de los densos nubarrones de lo egoico, y no te alejes de lo esencial. Ir tras las vanas ilusiones de lo temporal no es más que una insensatez. Ve al meollo mismo de Ser y para de pararte en nimiedades particulares carentes de significado. Simplemente avanza con convicción hacia lo verdaderamente significativo, hacia lo nucleico y universal, hacia la salida que te concede el ahora en toda su amplitud, hacia la evidencia de ser sin prejuicios ni calificativos, hacia la Iluminación de la mente y la apertura del corazón. Todo lo que necesitas para este viaje interior lo tienes al alcance de tu silencio mental, de tu dación personal, de tu soltar-te, de la claridad que desde lo nucleico en ti disipa tinieblas, de tu confianza inquebrantable en el gozo de ser consciente de la consciencia misma, de la luz sin sombras que en lo más hondo de ser brilla. Y, desde ese esplendoroso brillo contémplate y contémplalo todo en paz. No te castigues ni condenes, no castigando ni condenado con vana y arrogante perspectiva personal. Nada externo puede perjudicarte si no le confieres ese poder con tu interpretación personal de ti mismo y del otro. Percibir engaña con su limitado enfoque particularista. Abre tu mente. Cada concepto que te ate en el tiempo y sus formas será un impedimento a la libre expresión de la plenitud que Eres, una rémora al Amor. La Iluminación atraviesa y desvanece las nubes que encapotan tu alma; corta, sin titubeo ni dilación alguna, todos los amarres intelectuales o sentimentaloides que pudieran valorarse; libérate de cualquier lastre acumulado por temor, codicia, inercia o ignorancia... Sé puro compartir esencial y el Amor plenificará tu vida, porque en verdad nada hay separado de la consciencia... Incondiciónate al presente con la presencia viva de ser. Despertar no es sólo abrir los ojos, es darse cuenta de lo real, de lo informe, puro e intemporal.

   Ten fe en lo esencial y no la deposites en el mundo ni en sus engañosas formas efímeras. No temas y Ama. No huyas ni ataques, sencillamente, Ama. No te quejes y agradece la calidez del Amor que desde lo más hondo y sagrado ilumina tu vida día a día, momento a momento. Despierta y comprende que sólo permanece el gozo de compartir de corazón, mientras que aquello que quieres retener se desvanece y te desespera. Conoce en profundidad y sabe que lejana es la lejanía para el gemido del dolor en su dilatada letanía victimista y que inmediata es la  bienaventuranza de la comunión para quien se entrega de todo corazón. No seas, pues, tibio; lo mediocre siempre acata lo que le limita, o se enfurece ciegamente ante la oposición de sus propias ilusiones. Ahonda en la consciencia. Ten fe. Únicamente un corazón intrépido... un corazón que no recula por miedo a romperse en mil pedazos... un corazón humilde y apasionado, que se abre sin condiciones, que late enamorado de Amar por el Amor Mismo, puede sentir la luz infinita que le vivifica y purifica ardiendo en su vida, hasta consumir todas las aparentes impurezas que el ego fabricaba; porque el que confía en el Amor de Dios, resucita a la vida eterna trascendiendo toda forma en Su intemporal plenitud.
KHAAM-EL



El Amor es imperecedero
en su intemporal esencia divina
que trasciende toda forma e ilusión egoica... 



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