Ni posesiones, ni razones, ni posiciones, ni influencias, ni suposiciones, salvan de lo insalvable: aquello que aparece ha de desaparecer. No hay nieve ni escarcha que duren para siempre, ni árbol ni bosque que aguanten eternamente... todo pasa en lo perceptivo, nada queda en la forma. Mundos, estrellas y universos, aunque duren eones, finalmente, acaban.
Regocíjate en lo eterno... el espíritu es vida, el resto no tiene sentido ni valor real... tan sólo el Amor que compartes permanece... desde dónde haces lo que haces es lo esencial y no la cáscara vana del hecho superficial en sí.
Por tanto, no pongas el poder fuera de ti. No te fracciones con sopesamientos de divisora acción. No te compares ni enjuicies, no te proyectes en la vastedad del mundo ni te idealices apartado en un rincón, no te agarres ansiosamente a relaciones o a cosas, mas tampoco las desprecies con dolor... Déjalo ser... vívelo todo con la calma del ojo del huracán. Aunque todo, incluido tu propio cuerpo, se derrumbe, permanece sereno y feliz; y nunca más el desconsuelo. El karma no es ni bueno, ni regular, ni tampoco malo; tan sólo una oportunidad que ahora hay para liberarte de ideas inútiles. Acepta... acepta y comprende: se recupera el poder, el verdadero poder, frente a las situaciones que te atemorizan o irritan, y, también, ante las que te atraen; pues, tras cada deseo que persigues con ansia voraz, se ocultan agazapadas la culpa y la envidia surgidas del miedo. Suelta, en consecuencia, toda pretensión, todo concepto o elucubración. Déjalo ser... y estate presente en el presente para darte por entero y consumarte en el Amor convivido.
Deja que la pureza venga a ti para ser compartida... para ser Respuesta... para ser Comunión... congratúlate de ser libre, y... comparte la radiante libertad de no constreñir, ni constreñirte, con cambiantes fabulaciones que atan a lo transitorio y fútil. Déjalo ser... vuela más allá de los conceptos. Permítete permitir, y danza y canta y comparte feliz en el constante flujo de lo esencial...
... Permítete ser consumido por la llama de Agua Viva
Regocíjate en lo eterno... el espíritu es vida, el resto no tiene sentido ni valor real... tan sólo el Amor que compartes permanece... desde dónde haces lo que haces es lo esencial y no la cáscara vana del hecho superficial en sí.
Por tanto, no pongas el poder fuera de ti. No te fracciones con sopesamientos de divisora acción. No te compares ni enjuicies, no te proyectes en la vastedad del mundo ni te idealices apartado en un rincón, no te agarres ansiosamente a relaciones o a cosas, mas tampoco las desprecies con dolor... Déjalo ser... vívelo todo con la calma del ojo del huracán. Aunque todo, incluido tu propio cuerpo, se derrumbe, permanece sereno y feliz; y nunca más el desconsuelo. El karma no es ni bueno, ni regular, ni tampoco malo; tan sólo una oportunidad que ahora hay para liberarte de ideas inútiles. Acepta... acepta y comprende: se recupera el poder, el verdadero poder, frente a las situaciones que te atemorizan o irritan, y, también, ante las que te atraen; pues, tras cada deseo que persigues con ansia voraz, se ocultan agazapadas la culpa y la envidia surgidas del miedo. Suelta, en consecuencia, toda pretensión, todo concepto o elucubración. Déjalo ser... y estate presente en el presente para darte por entero y consumarte en el Amor convivido.
Deja que la pureza venga a ti para ser compartida... para ser Respuesta... para ser Comunión... congratúlate de ser libre, y... comparte la radiante libertad de no constreñir, ni constreñirte, con cambiantes fabulaciones que atan a lo transitorio y fútil. Déjalo ser... vuela más allá de los conceptos. Permítete permitir, y danza y canta y comparte feliz en el constante flujo de lo esencial...
... Permítete ser consumido por la llama de Agua Viva
por ese ígneo néctar que
sacia tu sed de eternidad
y aplaca las turbulencias
que sacuden tu presente.
Date por completo e, inesperadamente, recibirás.
Suelta tus pretensiones
y hallarás cumplido tu
destino.
No careces de nada…
derrama tu inagotable Amor
y sabrás que eres Hijo de la Luz.
Escucha con devoción lo
más hondo de tu latido
y la Palabra Santa será por ti
pronunciada…
de tus labios brotarán
palabras de pasión y fuego
que serán trueno para
límites, apariencias y miedos.
Tu mirada ardiente
fulminará mundanas ilusiones
trayendo la insondable e
impecable Visión
de
lo Real.
Tu intención no irá hacia
lo efímero.
Tu anhelo no caerá en
tentación.
Tu mente no estará ya
dividida.
Tu acción no conocerá el
temor.
Y al fin...
Tu Corazón
volará Libre y Feliz.
KHAAM-EL
Deja que la Respuesta venga por sí misma.
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