Los muros de la percepción aprisionan de tal manera que de cierto estrecho es el camino que conduce a la verdad.
Vivir encajonado por pensamientos y conceptos, como si de montañas de ladrillos se tratase, en lugar de liberar, ahogan y aplastan.
No te detengas en medio de disquisiciones, sopesamientos y dudas... sólo seguir hacia adelante, hacia la luz, tiene verdadero sentido, porque pararse a mitad del camino es morar en la incomoda reducción de percibir cualquier ámbito como monótono, opresivo y banal en su amurallada superficialidad.
Camina en tu mente, despacio pero sin pausa, camina sin cesar, en dirección a la luz clara de la paz mental. Nada en el mundo tiene realmente valor en su impermanencia. No quieras, por tanto, permanecer en lo que irremediablemente se desvanece acatando sus pétreas leyes de destrucción y muerte. Abre los ojos del alma y dirígete a la salida. No te retrases más con detenidas búsquedas en ninguna parte.
Sé Camino, Verdad y Vida en la vastedad de la Consciencia, sabiendo que ya no hay marcha atrás... sabiendo que la senda pasada no puede volverse a pisar, porque en la forma todo pasa... en la carne lo nuestro, sencillamente, es pasar... pasar amando, enjugando las lágrimas con esperanza y compartiendo, con todo aquel que en nuestro camino se cruce, la dicha de compartir de corazón. Dejando, finalmente, el cuerpo -esa cáscara que cumplió su función- en cualquier rincón para, de súbito, toparse con la eternidad.
Camina en tu mente, con paciencia infinita, camina sin demora, para que el Amor en su ilimitada amplitud te colme de nuevo en la eterna bienaventuranza del Cielo. Nada que no sea eterno y pleno tiene validez y substancia. No pretendas, en consecuencia, acaparar lo que pasa; despréndete de todo eso, y... la paz y la dicha de Ser rebosarán, por siempre, en tu espíritu inmortal.
KHAAM-EL
Camina en paz y el Amor de Dios saldrá a tu encuentro.
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