viernes, 1 de enero de 2016

AFÍRMATE EN LO QUE ES, AHORA; Y SÉ PLENO * .

   La Verdad permanece inmutable en tu interior. Ve en esa dirección... Búscala ahí, y, sin duda, te encontrará, aquí y ahora, al no irte nunca más lejos de ti mismo.

   Despídete de lo pasajero. Déjate de revolucionar el pasado en tu mente para agitar el futuro, intentando que lo divisor impere al gusto personal; y, sin tardanza, haz las paces en tu alma, para, de verdad, incluir a todos en el bien mayor. No torpedees al Amor, que celebra el presente con gratitud, reuniéndote en el nombre de lo hermanado y pacífico, pero buscando calladamente la guerra tras un dolor rencoroso, maquillado, muchas veces, de variable personalismo de superficial sonriseo. Camuflarse tras las relaciones especiales, finalmente, al que más desconcierta y zahiere es al propio camuflado, cuando su juego fratricida es visto en su desfachatez de querer o desquerer por impulsos personales. Afírmate en lo que Es... en escuchar el pensamiento puro que el espíritu te canta en el corazón... esa dulce y bella melodía que palpita henchida de vida, que late rebosante de Amor... ¡Sé Feliz! Nada hay que temer. Afírmate en lo que Es, y te habrás afirmado en tu Ser. No te remolones más, y pon todo tu empeño en dirigirte a lo permanente, en expresarte desde ello. Es ahí donde has de centrarte; lejos de lo superfluo, siendo sólo lo esencial. Porque, santo hijo de lo eterno, has venido a ser Luz del mundo. Has venido a liberarlo de sus tenebrosas percepciones de limitación y muerte producto del apego a lo superficial y cambiante. Has venido a restituir el recuerdo del Cielo, mediante la acción libre de tu perdón. Has venido a reconocer que únicamente lo santo tiene verdadero significado... a recordar tu/nuestra sagrada impecabilidad. Encamínate, pues, presto, hacia la libertad, hacia ese encuentro interior con la infinitud del Ser.

   Que tus oídos estén siempre prestos a los pensamientos puros y eternos, para que tu voz sea constante en su expresión.
   Que tu caminar sea firme, humilde, y únicamente encaminado hacia la dirección que marque el flujo de lo santo.
   Que tus labios besen las mejillas de los dolientes rostros fatigados en hermanada bendición, disolviendo lágrimas y pesares con la dicha de lo eterno.
   Que tu mirada abrace todas las formas, al ver -más allá de su superficial apariencia- el alma pura que les da sustancia y vida plena.
   Que tus actos sean siempre resultado del amoroso impulso del Espíritu Santo en ti.

   Afírmate en lo que Es, ahora. Surca el tiempo y sus formas fundiéndote en la luz eterna de la Divina Unicidad que en lo hondo y sagrado unifica figura y reflejo. Nada se encuentra separado de la infinitud interior de la pureza de Ser. El Amor que, en esencia y en verdad, tú Eres, y todo Es junto contigo, no necesita vencer cruentas batallas, ya que no conoce la lucha de los opuestos al ser sin opuesto; sencillamente reconoce toda pelea como mera ilusión, sin consecuencias reales en lo perenne, porque aquello que es completo en sí mismo vive por siempre en plenitud. Tu victoria definitiva sobre el mundo es consecuencia de tu completa confianza e indefensión, de tu total presencia consciente en la afirmación íntegra de Ser, en seguir el flujo de la vida siempre presente, siempre aquí y ahora..., nunca antes ni después.

   Ve, enseña y tiéndele la mano a tu prójimo que no está separado de ti, para volver juntos -cual uno solo- a nuestro Hogar Eterno; la puerta del Cielo siempre está abierta, los que saben que han de buscarla en lo interior no se pueden perder... ofreciéndole, a tu prójimo, la certeza de la infinita Alegría del espíritu, con júbilo compartido, llamaréis juntos a Dios, y Él os contestará, como no podía ser de otra manera, Bienvenidos por siempre al Amor. Confía. Nunca más el miedo. Ten fe, amigo/a, ofreciéndole tu mano a tu prójimo te la estás dando a ti, pues lo mismo es dar que recibir. ¡Felicidades! La perfección que enseñas, la aprendes. La dicha que compartes, en ti permanece. La paz de espíritu que ofreces, te colma y libera. Las bendiciones que derramas, te bendicen incontenibles. La unicidad que expresas, te plenifica. La esencialidad que extiendes te retorna a la eternidad; pues, esa fe con la que vives, te resucita del sueño de la muerte. ¡Aleluya!

KHAAM-EL



Retorna a tu Hogar eterno. 
No más tropiezos, ni demoras. 
Sumérgete en el flujo de la vida siempre presente...
Perdona, abandonando todo rencor surgido de las sombras del pasado. 
Afírmate en lo que Es. 
Ama y Sé pleno.






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