Cuando te sientas confuso, triste, dolorido, indignado, cansado o abatido, recuerda que orar con sinceridad es vital. Órale a Dios, a través del Espíritu Santo, para que Cristo nazca en tu ser y te infunda Su fortaleza para atravesar toda vicisitud, trayendo el bien para todos y no sólo buscando el personal; y, cuando estés reunido con tu prójimo, invitad al Espíritu Santo orando juntos -cuan uno solo y de todo corazón- para que ilumine vuestro encuentro y vuestras vidas. Podéis decirle, si gustáis;
¡Oh! Dios pedimos perdón por todas las veces que en nuestra ignorancia hemos perseguido, despreciado o atacado la Verdad. Y como Tú nos dijiste -a través de Cristo lleno de Tu Santo Espíritu- que cuando dos, tres o más, se reúnen en Tú Nombre ahí estás Tú en Espíritu y en Verdad, invitamos llenos de confianza al Espíritu Santo a esta reunión; y, sabiendo que al seguir Su Mensaje de Salvación encuentran nuestras almas la paz de espíritu que nos conduce hasta Ti, juntos en unidad de propósito te pedimos perdón ¡oh! Dios por todos los errores que hemos cometido en nuestro pasado. Ahora, a través de Cristo, pedimos consuelo, fortaleza y guía para ver como Tú ves, como el Amor ve, como la Verdad ve, y pueda consumarse la Redención en nosotros; haciendo que todos nuestros dolores, angustias, ansias, resentimientos, quebraderos de cabeza, temores, avaricias, sensaciones de pequeñez o culpa, de ira, vergüenza o arrogancia, etc, ardan en el fuego salvífico del perdón... y únicamente quede el Amor ahora y siempre. Por eso, todas nuestras relaciones pasadas, presentes y futuras te las entregamos para la santidad, para una indivisa y veraz relación santa; porque invitamos libre y humildemente al Espíritu Santo a morar siempre en nosotros y guiar nuestras vidas al cumplimiento ¡oh! Dios de Tú Voluntad, puesto que unidos en esta oración Te decimos, por mediación del Espíritu Santo, un rotundo ¡sí queremos! Con convicción asentimos que sólo queremos hacer Tu Voluntad por siempre y extender Tu Mensaje de bendición universal.
KHAAM-EL
Fluye por las corrientes cambiantes de la vida siendo oración, pura música que bendice y no se queja; sencillo como el junco, que firme en sus raíces y ligero en su tallo -tanto si es mecido por brisas como si es zarandeado por tempestades- humilde permanece. Asiéntate en la fe verdadera mediante la oración sincera y constante... tu vivir dará fruto de Vida eterna, será manantial de pureza y arderá en el Amor incombustible de lo santo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario