jueves, 14 de enero de 2016

EL PERDÓN DE LA MUERTE - VÍDEO

   Adjunto, tras este escrito introductorio, el audio de una charla en la que ahondo en la idea de muerte para que ésta sea desenmascarada de su aparatosa apariencia de terrorífico final; al ser contemplada en toda su amplitud, y, viéndose su ilusoriedad, pueda ser totalmente perdonada y recuperar definitivamente la plenitud de la vida del espíritu.

   Partiendo como herramienta de la lección nº 5 de Un Curso de Milagros: 'Nunca estoy disgustado por la razón que creo' descubrimos como proyectamos sobre el mundo un chivo expiatorio para el propio disgusto, razones para el malestar, situaciones dolorosas y temibles con las que mantener la justificación del dolor y el sufrimiento; y en el mundo transitorio de deseos, apariciones y desapariciones, en el mundo del tiempo y las formas, lo más terrorífico para todo aquello que surge es la creencia en su muerte. Todo lo que brota de lo personal, de lo dividido, tiene que desaparecer; luego toda mente que se identifica con pensamientos de separación mediante la creencia del cuerpo al que llama su vida, está disgustada por su propio pensamiento y no por las razones que imagina para perpetuar la ilusión de las identidades separadas. Es, por tanto, la idea de separación de la vida eterna, de la vida plena del espíritu, de la vida una, lo que sostiene la insidiosa sensación de disgusto y hondo malestar. El malestar, y la muerte que fabrica, desaparece de la mente que lo imagina siendo uno consciente de que en esencia y en verdad sólo hay luz, sólo hay consciencia plena, que 'nunca estoy disgustado por la razón que creo', que nunca he nacido ni puedo morir, porque la vida es del espíritu y no del sueño de la carne. Por eso, mi pena, mi dolor, mi llanto, mi ira, o mi interés personal en competitividad con lo considerado ajeno que genera una soterrada culpa y desasosiego, carecen por completo de significado, porque las razones que parecen sostener todo eso son inexistentes. Sin excepción, la inexistencia es irreal y lo por ella fabricado, nacimientos de cuerpos que mueren, también es irreal e inexistente. Consecuentemente, 'la muerte no existe, el Hijo de Dios es libre'. Es espíritu, no carne que envejece, enferma y perece. Sólo la dicha de la plenitud del espíritu inmortal que no tiene opuesto en su eterna bendición, Dios y lo por Él creado a Su semejanza plena, lo tiene.

KHAAM-EL



Cuando la Verdad resplandece, la muerte desaparece.

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