viernes, 10 de enero de 2025

APRENDER A VER LO ESENCIAL, DESVANECE AL EGO JUNTO A SUS VANAS Y AMEDRENTADORAS IMAGINACIONES

    Cuando uno se olvida de sí, de sus imaginaciones e interpretaciones, hay paz, ser en completitud, en gozo inefable sin motivo mundanal, libre del tiempo y del espacio. Esa conciencia clara, pura, intemporal y de indivisa unicidad es nuestro verdadero ser, y no el enjambre de pensamientos egoicos de defensa/ataque que forjan una historia personal frente a un mundo considerado separado y, en consecuencia, hostil y peligroso.

    Así que, como nos enseñan las lecciones nº 10 y 11 de 'Un Curso de Milagros' ("Mis pensamientos no significan nada" y "Mis pensamientos sin significado me están mostrando un mundo sin significado", si me identifico con el ego, con la creencia de ser un cuerpo/intelecto separado del resto, toda mi lógica y lo con ella percibido será absurdidad carente de sentido.
    Reconsiderar lo creído, ideado y valorado; humildad; no temer; perdonar, siempre; amar; bendecir; confiar en la Providencia en toda circunstancia, en todo momento, en toda oportunidad. Aprender a silenciar la mente. Perseverar en ver más allá del particular ver. Atender a la escucha allende cualquier personal juicio o prejuicio... Y, tras la proyección mental, en un instante sagrado que abarca todo el espacio/tiempo, se desvela una plenitud oculta al ego, que por los pensamientos sin significado que forjaba fantaseaba en lugar de conocer; y por los que, únicamente, veíase y creíase en un mundo incoherente en el que todo es esfuerzo y sacrifico por adquirir y sostener porciones de un entorno amenazador, sentir personal seguridad, poder, dinero o un aprecio especial, que una y otra vez dejan insatisfecho por su sustancial inconsistencia.
    La bienaventuranza de ser no depende de nada externo, es íntima y completa 'per se'. Por esto, ha de invertirse la manera de pensar egoica que sugiere erróneamente lo contrario, propugnando que la felicidad y la paz provienen de controlar lo externo. Más, como no somos realmente el cuerpo/intelecto, no hay en verdad un afuera ajeno a un adentro.
    Mirar de frente la propia conciencia desenmascara la divisora falsía egoica... Y de súbito, la luz: la realidad sólo parecía estar escondida tras las ilusiones; aún sigue inmaculada, perfecta e inmediata aquí y ahora, trascendiendo los pensamientos personales en una comunión inenarrable de Bendición y Amor, en lugar del miedo y la angustia derivadas de la distorsión generada por el ego, como nos indica certera la lección nº 13 de 'Un Curso de Milagros' ("Un mundo sin significado engendra temor." ).

KHAAM-EL


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