Los dictámenes del ego acerca de todo, segmentados y contrarios a la plenitud, catalogan personas, cosas y asuntos según conveniencias relativas a la propia manera particular que nada aclaran, sino distorsionan y entenebrecen. Pues anhelar y exigir bondad no siendo totalmente bondadoso, condenando de antemano aquello que en lo esencial no se ve, y por tanto no se sabe, conlleva tremendo desbarajuste y pesar al flujo vital del alma al proyectar sobre 'Lo Que Es' lo que no hay, ensoñando una supuesta existencia anterior aparte de la de DIOS VIVO en un limitado e imaginado tiempo corporal sesgado de lo Universal; que, al no atenderle ni admitirle a la Creación y Providencia Divinas (con y por el juzgar egoico) la libre y santa expresión de su substancial unicidad en la certeza de la bendita e intemporal comunión del Espíritu, pergeña maliciosamente temible un ilusorio futuro tan distorsionado y tergiversado como ese ensoñado pasado al que el ego, vana, arrogante y dolorosamente, contempla y se ata repitiéndolo -insensatamente- una y otra vez.
Por eso es crucial admitir que para hallar vera paz y vivir en la clara luz del amor incondicional, la alegría sin amargo duelo y la bondad pura, como nos señala la lección nº 28 de 'Un Curso de Milagros', por encima de todo he de querer ver las cosas de otra manera. De tal suerte diferente, que ha de quedar la visión completamente desprovista de cualquier significado que el ego le hubiera dado a todo lo por él percibido y lucubrado.
KHAAM-EL
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