El bien o es pleno o no es el Bien. En este mundo temporario, el reflejo de la plenitud de la Verdad jamás podrá contemplarse en el egoico autoengaño de lo separado y conflictivo. La paz externa nunca será sin antes la paz interna. Puesto que, disfrazado de defensa, no hay ataque sin venganza ni defensa que no planifique un contraataque como justificado. He ahí la locura y sinrazón del mundo del ego autoproclamada como razonable cordura. Mas, el mundo del ego, por su perecedera urdimbre no es real ni genuinamente consistente; únicamente una ilusión de separación, a la que no devolverle sus aparentes golpes y amar de corazón, libera e ilumina al alma inmortal de esa opresiva, tenebrosa y letal pesadilla de cuerpos separados nacidos para morir, restaurándola al eterno Sumo Bien del Espíritu.
KHAAM-EL
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