Sé que la Luz del Espíritu es tu naturaleza esencial, verdadera, inmortal, en feliz comunión con todos nosotros y con la creación entera. ¿Lo sabes? ¿Lo vivencias? Porque ignorar esto y creer ser el cuerpo, es imaginarse en tinieblas, sufrir, pelear y morir queriendo adaptarse a un mundo vano, egoísta, temporal e imperfecto, y, por consiguiente, ilusorio. Y por mucho que en el mundo parezca que ganas, finalmente pierdes.
La espiritualidad, la inefable conciencia de Ser en el Infinito Amor de DIOS VIVO, ha de ser vivencial, no conceptual; pura conciencia presente, en ningún momento condicionada remembranza; liberadora, nunca opresora; directa, jamás copiada e indirecta; plenificante, en ninguna ocasión divisora; e indubitablemente gozosa, nunca angustiosa o desoladora. Y la percepción egoica todo lo juzga y sopesa, restringe, limita, compara, divide y preocupa, luego es conceptual, condicionada, opresora, indirecta, divisora, angustiosa y desoladora; ergo, no es camino de Verdad y Vida, sino senda de extravío y muerte al distorsionar lo que hay con lo que supone.
Por todo lo antedicho, es crucial entrenar y renovar nuestra mente, abrir el corazón y perseverar en la conciencia presente, totalmente libre de pretéritas injerencias y suposiciones egoicas, o nuestra experiencia vital será engañosa y finalmente dolorosa. Porque con el ego, como bien señala la lección nº 9 de 'Un Curso de Milagros': "no veo nada tal como es ahora."
KHAAM-EL
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