EN LA SENCILLEZ DE VER, LA INFINITUD DE SER

    Lo caprichoso y exclusivo cuesta caro y es oneroso de mantener; lo sencillo y universal, sin embargo, es gratuito y se derrama liviano por doquier en continua bendición. Sólo hay que querer ver en verdad con los ojos del Alma, con la mirada limpia y agradecida de un presente lleno de Amor, Júbilo y Paz de Espíritu, con la visión pura de sabernos en indestructible Comunión de Vida, para que con insospechada naturalidad aquello que parecía un imposible (los milagros que, como un curso irrefrenable de gracia, nos transportan a la vivencia del Amor y la Vida Eterna) ilumine y sea apreciado en todo y en todos con una plasticidad inefable que nada deja de transformar finalmente en Sumo Bien, mientras que las cosas pasajeras (que en la ceguera del ego se tomaban por principales) se reconocen en su insustancial hechura y fallida pretensión. Porque, en esencia y plenitud, como nos indica la lección nº 29 de 'Un Curso de Milagros', DIOS está en todo lo que vemos; y está DIOS en todo lo que vemos, porque DIOS está en nuestra mente (lección nº 30 de 'Un Curso de Milagros'), en lo más hondo de nuestro ser. Luego confiemos, vivamos en paz y fraterna disposición... El resto (el encuentro interior con la Infinitud de DIOS) vendrá por sí solo, inesperada y graciosamente, pero con total seguridad, puesto que -naturalmente- nunca hemos estado separados de DIOS VIVO excepto en ilusiones de muerte.

KHAAM-EL