Primero es lo interno, siempre; nunca lo externo antes. El cambio duradero a bien en ninguna circunstancia es de afuera adentro, no se exige o impone torticera y ocultamente a los demás (relación especial), sino que desde lo más íntimo del ser se ofrenda a las relaciones con fraterna, recta y trasparente actitud (relación santa). Por eso, alegrémonos, hay una manera de abandonar el mundo de dolor del ego: cortar la raíz del pensamiento apegado al cuerpo y su frágil temporalidad temerosa y predispuesta al ataque (lec. 23 de 'Un Curso de Milagros'), sembrando en su vacante pensamientos surgidos de la amorosa plenitud del Espíritu, que en todo momento y circunstancia está dispuesto a convivir en hermanada comunión los unos con los unos.
Por consiguiente, este saber que con el ego no sabemos, y por tanto no percibimos jamás aquello que más nos conviene (Lec. 24 de 'Un Curso de Milagros'), nos acerca al conocimiento de que con el Santo Espíritu de DIOS sí podemos descubrirlo de entre las confusas tinieblas egoicas, y saberlo. Entonces, con total honestidad, al ver el propio autoengaño de la interpretación meramente personal y aceptar que en esencia y en verdad no sabemos lo que es mejor ni peor, nuestras vidas -por la Gracia- pasarán de vivirse angustiadas a encaminarse, bendecidas por la Luz de DIOS VIVO, del paralizador, mentiroso e impaciente sufrimiento al paciente y esperanzador vigor de la Verdad, de las dudas de la débil carne a la certeza del poder de lo Santo, de la competitividad a lo fraterno, de la desconfianza a la Fe, del miedo al Amor y, como milagroso colofón a una vida entregada a seguir el Camino de la Luz, de la muerte a la Vida Eterna (incluso como un inesperado presente en el tiempo, que ahora no puede ocultar que uno sienta, goce y comulgue con lo intemporal).
KHAAM-EL
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