viernes, 19 de junio de 2015

ANCHÚRATE EN DIOS

   "Yo les traeré a mi santo monte, y los alegraré en mi Casa de adoración."
                              Isaías, 56:7


   Entra en el templo interior que hay en tu corazón para ser traído al santo monte de la adoración. Experimenta su amplitud, su silencio reverente y calmo, su anchurosa y sosegada espaciosidad, su alzada mira hacia lo santo. Sé meditada oración en él. Sé contemplativa acción, o reposada dación, desde él... Quédate en la Casa de adoración y Dios te alegrará por siempre.

  Allá adonde tú te encuentres serás Templo Vivo, Cumbre Amorosa, Jubilosa Expresión, porque Dios Mismo en ti se complace, y te da para que des sin dosificación ni medida, para que alegres con Su Alegría, para que bendigas con sus infinitas bendiciones, para que invites con tu entrega y devoción, a todo aquel que esté cansado del valle de lágrimas, a la honesta y confiada entrega al Santo de los santos... al Altísimo, al Inefable e Incognoscible, al Magnificente, al Eterno y por siempre Pleno... a la Divina Unicidad.

   No justifiques más tus llantos y quebrantos. Ríndete al que no conoce la lucha, al Dios de Amor y Vida. Sé feliz con Él en Su/tu Hogar santo y comprende que servirle a Él es ganar, porque con Él es imposible experimentar pérdidas o sufrir derrota alguna. Déjate guiar, permítete ser traído hasta la cima de la santidad que Dios te garantiza, y vive en perfecta paz y completa dicha.

   Abre de par en par las puertas y ventanas de tu alma. Deja que sean totalmente derribados los tabiques y muros defensivos de tu casa en la tierra. No idealices la carne y sus impermanentes relaciones. Posibilita con tu apertura a que entre la luz a raudales en tu corazón. Accede a que tus conceptos particulares no te definan ni clasifiquen. Despréndete de las preferencias personales y ábrete a lo universal. Consiente en ser sorprendido por la Providencia dejando de planificar como deberían de ser las cosas. No te protejas de las ilusorias problemáticas del mundo con defensivos temores y desconfianzas. No te escondas más del amor de Dios en un cuerpo transitorio, frágil y desvalido. No saltes de pensamiento en pensamiento buscando una solución que nunca llega, y que tan sólo trae negrura y confusión. No fabriques batallas con las que defenderte de tu interno combate. No quieras arreglar nada. No quieras destrozar nada. No quieras entender nada. Elige a Dios y... quédate en sosegada, quieta y serena atención. No hay pecado ni maldad que Él no haya borrado ya para siempre con su misericordiosa Bondad. Aquiétate. Paúsate... y te verás alzado más allá de tus fatigas y tumbos, de tus expectativas y fustraciones. Ten absoluta confianza en que desde la atalaya divina el mundo y sus ajetreos son vistos como lo que son, meras naderías insignificantes en la completud infinita de la eternidad.

  Anchúrate en Dios, para que Él, a través de Su Santo Espíritu, te muestre lo infinito en el templo interior de tu alma.

   Anchúrate en  Dios, para que Él, a través de Su Inconmensurable Amor, te traiga a lo eterno; a tu bendito y feliz Hogar en Su Ser.

KHAAM-EL



Confía en el más Alto: DIOS... 
Y ¡vive en la Alegría!




No hay comentarios:

Publicar un comentario