lunes, 22 de junio de 2015

MÁS ALLÁ DE LAS APARIENCIAS

 La Verdad desconoce las contradicciones y sus apariencias; tampoco experimenta servidumbre a la carencia, la desconfianza o la desdicha, siendo gratificante y perenne júbilo; nada sabe del miedo o de la desesperación, ni siquiera le roza la muerte, siendo toda ella plenitud y vida.

 Sal de tu personal, limitada y pequeña idea de ti, o te sentirás mal e irreflexivamente acusarás a alguien de tu propio malestar. Has de tener muy presente que defenderse siempre ataca y que el temor busca siempre un malvado. No escuches semejante discurso difamador en tu mente. No sostengas justificaciones de aviesa intención recubiertas con melosas palabras que en el fondo sugieren descrédito y van sembrando dudas acerca de tu prójimo, cuando no sabes a ciencia cierta aquello que insinúas, o estarás invocando a la desgracia para ti. 

  Abandona el apego a tu personalidad y serás de nuevo inmensamente feliz. Siente la intensidad de deshacer todos los cercados defensivos que te aprisionaban en nombre de una falsa y frágil seguridad corporal o intelectual. No necesitas someterte a ningún dictado ajeno ni tú someter a otros al tuyo. No vivas de apariencias ni quieras sostener una imagen específica de ti. Permanece en la claridad interna y comulga con lo eterno e inefable. 

  Sal de tu zona de confort. Atraviesa todas tus excusas. Despídete para siempre de las suposiciones. Álzate por encima de lo contradictorio. Cabalga con valor más allá de lo mundano. Que no se amilane nunca tu ánimo al declarar siempre en favor de la Verdad y la Inocencia, del Espíritu y la Eternidad. Concédele el perdón a todas tus ilusiones, comenzando por la que tienes acerca de ti mismo. Nunca más la justicia por cuenta propia ni sentencias maniqueas para sacar un provecho particular. 

 Confía en luz viva del Espíritu, en su certeza de santidad. Tu prójimo es uno contigo. Recuerda las palabras del Maestro, en Mateo, 7:2: "Porque con el juicio con que juzguéis, seréis juzgados; y con la medida con que midáis, se os medirá. ¿Y por qué miras la mota que está en el ojo de tu hermano, y no te das cuenta de la viga que está en tu propio ojo". "Porque con el juicio que juzguéis seréis juzgados; y con la medida que midáis, se os medirá". Despréndete de la arrogancia de los juicios personales, y arranca la viga del propio ojo para poder ver con claridad y amor la perfección subyacente allende toda forma y todo límite.

 Si te mantienes enraizado en la Verdad y te desentiendes de las apariencias, de cierto, sabrás que la vida es del Espíritu y no del cuerpo, de la eternidad y no del tiempo. Persevera en la Verdad y Ésta dará, con amorosa e infinita equidad (porque el Amor que das, recibes), los frutos que te harán libre de toda angustia y limitación, de cualquier tentación o malicia... y la bienaventuranza de ser Hijo de Dios volverá a ti, sin cortapisa alguna, para compartir con tu prójimo El Santo Espíritu de Dios y Su Amor.

KHAAM-EL



Cabalga valerosamente allende las apariencias


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