martes, 2 de junio de 2015

NO MÁS ÍDOLOS

"No nos glorifiques a nosotros, Señor:
glorifica solamente a tu Nombre, 
por tu amor y tu fidelidad. 
¿Por qué han de decir las naciones:

"Dónde está su Dios"? 

Dios está en el Cielo y en la tierra,

Él hace todo lo que quiere. 

En cambio los ídolos son plata y oro,
obra de las manos de los hombres. 
Tienen boca, pero no hablan,
tienen ojos, pero no ven; 
tienen orejas, pero no oyen,
tienen nariz, pero no huelen. 
Tienen manos, pero no palpan,
tienen pies, pero no caminan;
ni un solo sonido sale de su garganta. 
Como ellos serán los que los fabrican,
los que ponen en ellos su confianza."

Salmo 115, 1-8 


    No entronices ni glorifiques tus deseos o te identificarás con ellos hasta creer que tú eres esos deseos insensatos, y los adorarás; para, a continuación, apresurarte por el camino de la perdición creyendo que es el de la satisfacción y el éxito; al buscar, con ahínco, lo que en realidad no quieres, pero imaginas que sí... Si tienes prisa caminarás con retraso porque no verás el rostro de Dios en tu semejante sino la proyección de tus deseos, en él. Fabricarás un resultado, un logro, una obtención; es decir: un ídolo que pensarás te traerá comodidad o poder. Tu mirada entonces tornará ceguera y tu escucha profunda sordera, dirás incoherencias, palparás lo que se derrumba y olerás la muerte a cada paso que des por esa dirección. 

   Creer que sabes lo que te conviene en este mundo es un inconveniente, porque es una idea que te circunscribe a un ámbito muy reducido de ti, y de tu prójimo, en el que tu ansia de obtención colapsa el flujo constante de la luz, mostrándote en su lugar una imagen completamente distorsionada por ese mismo ansia, y tu presunta e idealizada conveniencia termina, entonces, por trocarse en una penosa inconveniencia para tu paz de espíritu.  

   Comprende que Dios no es las cosas ni las formas, ni te favorece con acumuladas riquezas como el oro o las joyas, no sabe nada de influencias y relaciones especiales, tampoco se encuentra en la suma de individuos que conforman naciones o estados, ni siquiera resalta más en un rostro, complexión o inteligencia, que en otros; desconfía y reniega de toda esa idolatría, porque el Ser de Dios es infinito y no hay nada que no pueda hacer en su ilimitud. Adora y confía sólo en el Santo Ser de Dios. Encomiéndate, por completo, a Él y suelta tu apego a las cosas del mundo, a lo superficialmente deslumbrante pero, de cierto, oscuro por su caducidad... para que Él te encuentre, solícito, entregado, anhelante únicamente de Su generosa misericordia, de Su luz eterna, de Su guía fiable y de Su incondicional bendición. 

  Todo se halla incluido en el Nombre de Dios. Nuestras minúsculas identidades comulgan en Su Grandeza, por lo que Su Grandeza es la nuestra cuando soltamos el deseo de diferencia y gloria particulares, entregando cada uno de nuestros días a Él. 

   Tu prójimo es uno contigo, en la plenitud de Dios... tú, eres en mí; en esencia y en verdad... yo, soy en ti; en esencia y en verdad... y, nosotros, somos en Él; en esencia y en verdad,... porque Él, es Uno y Todo, eternamente, en nosotros por Amor.   ¡Aleluya!  

                                                                      KHAAM-EL                                    




Sólo Dios



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