domingo, 21 de junio de 2015

EL SILENCIO INTERNO *

  Cuida, desde 'el silencio interno', de tus pensamientos. Comprende que se ha de ser muy prudente, en conciencia, para poder expresar la benéfica congruencia que brota del ecuánime pensar, obrar y actuar. Porque la molesta incongruencia resultante de esconderse tras una máscara que tape pensamientos hostiles, egoístas o acusadores, convierte la vida en cáscara vacía de triste y angustioso transcurrir.

   Cuida de tu alma tal como atiende y cultiva el incondicional y amoroso jardinero su más preciado jardín. No dejes brotar malas hierbas en tu corazón, córtalas de raíz; pues crecen rápido, y ahogan las más bellas plantas y sus fragantes flores. Cualquier pensamiento que no sea fuente de paz y dicha plenas, arráncalo sin tardanza como si de cizaña se tratase; no escuches ni protejas su discurso cortoplacista y ombliguista, porque lo que se pide siempre se recibe y uno sabe, entonces, lo que está pidiendo con su pensar más hondo y escondido por lo que está recibiendo. Si quieres cosas, personas, y control sobre ellas, la infelicidad será tu sombra al cercenar su libertad mediante tu insegura petición de seguridad. No responsabilices nunca a lo externo de tu suceder interno. Asume la responsabilidad de tu vida y libera al mundo de tu mudable afán por hallar solidez. 

   Sin duda es un sinvivir el vivir pensando en lo que piensan que uno piensa, porque así las palabras se defenderán de los temores que uno se imagina generando actuaciones desconfiadas, de tal manera que constantemente responsabilizará a los demás de la desdicha acaecida en lugar de asumir la responsabilidad de su pensar, y por ese hábito indolente forjará un carácter resentido en el que la felicidad le será esquiva.

   Contempla tus pensamientos con firme determinación, no seas un saltimbanqui yendo de uno a otro y permanece completamente presente entre sus llamativos volantines y difíciles equilibrios, no caigas en sus seductores trucos de magia o creerás en lo que no es, no les rías sus gracias de pavoneada complacencia o acabarás llorando. Los pensamientos no son un espectáculo circense ni algo ajeno a ti... La felicidad verdadera no proviene de la evasión, sino de la total conciencia del ahora en tu mente trasparente y limpia. En verdad, la evasión y la euforia acaban inevitablemente por llamar a sus inseparables opuestos: la sensación de enclaustramiento y la pesadumbre. 

   No pendules más en el recurrente ciclo de lo inmóvil disfrazándose de movimiento mediante el hechizante baile de los opuestos que, en su frágil lógica sometida al tiempo que todo devora, pretende atraparte sine die. Sencillamente, vive presente y cuida de tu pureza original no ultrajándola con imaginarios axiomas de receloso e insensato juicio o con diversiones de dispersión y disipación de hueco sentir. Mantente en 'el silencio interno'; deja que de él surjan las palabras y no al revés, porque las palabras no pueden encontrar al silencio, pero ellas siempre están abrazadas por éste. Acepta de buen grado que 'el silencio interno' y su luz resplandezcan amplia y anchurosamente en ti... Detén tu irreflexión y agradece que lo meditativo se extienda suave y dulcemente en ti, para que todo ocupe -sin tu particular deseo- el lugar que le corresponde en la unicidad del Amor... Sé recto y totalmente honesto con tu pensar y, en consecuencia, tus palabras nunca acusarán ni personalizarán por lo que acontezca en tu vivir, y así tus acciones se verán libres de todo rencor en un saludable hábito que forjará una amigable, todo abarcadora y libre expresión de tu ser que consumará tu encuentro con la paz y la dicha eternas... que cumplirá tu bienaventurado retorno a la indivisa y esencial vida del espíritu.

KHAAM-EL

  

Disfruta del 'silencio interior'




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