lunes, 15 de junio de 2015

LA LUZ ES FARO Y HOGAR

   Seguir el rastro de los pensamientos conduce hasta un espacio interno del que brotan. Hasta unas aguas cristalinas y puras que permanecen tranquilas, o se ondulan con suaves brisas, o se agitan encrespadas, o incluso se estremecen furiosas, según sople el viento de los pensamientos. Quédate ahí. No te vayas hacia afuera. Permanece contemplando impasible desde el centro de ti mismo, como una isla y su faro en medio del lago místico de tu entraña, el incesante trasiego de tus pensamientos y como fabrican el mundo que percibes con la caprichosa combinación de tus ora sesudas elucubraciones, ora de tus impulsivas acciones, ora de tu indiferencia, ora de... 

   No distraigas tu contemplación con los tentadores cantos de sirena con los que tus pensamientos intentan captar tu atención y desviarte hacia su particular entramado. Sosiégalos todos con la imperturbable mirada de la ecuanimidad... tu visión se tornará clara e incisiva. Verás lo que hasta entonces te estaba velado por la barahunda conceptual que te mecía a su merced, que te angustiaba con la premura de hallarle solución a un problema inexistente pero que parecía real... ahora es la barahunda la que se encuentra a los pies de la presencia consciente de una mente en paz, una mente que sabe que ella no es los pensamientos que la pueblan y que por eso tiene el poder de decidir únicamente en favor de aquellos que conservan la paz de espíritu y viven siempre felices, fraternales, libres, plenos e infinitos. El resto de pensamientos que no son realmente amorosos son relegados a la nada de la que provinieron.

   La serena majestad de una mente por completo en paz es un faro que ilumina la mente, para que el alma siga la ruta segura que le lleva de vuelta a la roca de la salvación, a la firme roca de la eternidad sobre la que edificar el Hogar Feliz, el Templo Viviente, en la Infinitud del Ser, ahí donde los furibundos embates del movimiento de las inestables aguas del mundo jamás lo pueden abatir.

   Aquiétate en el centro de tu centro, y sabe que sólo hay Dios. Quédate en la luz del faro... Sé luz en la luz y contempla como ahí, en la esencia misma de la vida, mires adónde mires todo se baña en la luz eterna de la completud de Ser. En la luz la oscuridad nunca fue posible y el que sigue su resplandor no puede extraviarse al ser, él mismo, ya esa misma luz. Descansa, tú ya eres Hogar, no busques en tierras lejanas surcando inciertos mares. Reposa aquí tú, siempre en el interior de lo interior: eres infinitud. Regocíjate ahora tú, siempre en lo núcleico del tiempo: eres eternidad... más allá de aquí tú te encuentras sin ti, para Ser eso que siempre eres, eso que por siempre: Es. 

   LA LUZ ES FARO Y, A SU VEZ, HOGAR; PORQUE ELLA ES CAMINO, VERDAD Y VIDA.

KHAAM-EL




Mantente en el centro de tus aguas y tus vientos, para que la tierra se transforme en luz.


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